El 5 de abril de cada año se Uruguay conmemora el día en que se llevo a cabo el Congreso de Tres Luces, también conocido como congreso de abril.
El Congreso de las tres Cruces se desarrollo el 5 de abril de 1813 en la quinta de Manuel José Saínz de Cavia. Este congreso ha sido conocido como la consulta realizada por el prócer Artigas a los orientales sobre la la posición que tomarían ante la convocatoria de la Asamblea General Constituyente para llevar a cabo la redacción de la constitución llevada a cabo en Buenos Aires en 1813.
A principios de año de 1813 Buenos Aires había decidido convocar una Asamblea General Constituyente, donde sería redactada la Constitución. Es entonces cuando fueron convocados todos los pueblos de las Provincias Unidas a enviar delegados para integrarla. Por su parte Artigas había decidió dirigirse a los orientales con la finalidad de consultarle la decisión o postura que habían tomado a raíz de la convocatoria.
Para la reunión Artigas decidió reunirse el 5 de abril de 1813 en Tres Cruces, fue el mismo Artigas que desarrollo y presidió lo que se conoce como el Congreso de Tres Cruces. A través de los años se sigue conservando el texto de las palabras de Artigas, dicho documento a sido conocido como “la oración de abril”, donde a través de las letras Artigas mostro su sentido democrático.
El congreso de abril como también ha sido conocido además de desarrollarse la propuesta a los orientales también fueron escogidos los diputados o representantes orientales que acudirían a la Asamblea. Estos diputados fueron los encargados de levar a la Asamblea por parte de Artigas los instrumentos que constaban de algunas ideas.
Algunos de los fragmentos estipulados en el documento realizado por Artigas en el que se dirigía al pueblo uruguayo decía:
Ciudadanos: el resultado de la campaña pasada me puso al frente de vosotros, por el voto sagrado de vuestra voluntad general. […]
Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana. Vosotros estáis en pleno goce de vuestros derechos: ved ahí el fruto de mis ansias y desvelos y ved ahí también todo el premio de mi afán. […]