Las causas de la Primera Guerra Mundial son complejas. Para , Europa era como un barril de pólvora y el atentado de Francisco Fernando de Austria el fue la chispa que detonó el conflicto. Pero las circunstancias históricas en Europa estaban dadas para la explosión de un conflicto a escala global sea cual hubiese sido el detonante. Los imperios europeos controlaban gran parte de África, Asia, Oceanía y los territorios de Canadá. No existía para la época ningún organismo multilateral donde los Estados pudiesen dirimir sus diferencias y resolver las disputas. Cuando una querella se presentaba entre Estados lo común era acordar o imponer un tratado, o incluso ir a la guerra. Ante las rivalidades imperialistas durante el siglo XIX se gestó un complejo sistema de alianzas políticas y militares.
Desde el escenario geopolítico europeo ya se encontraba enormemente polarizado, y para el año existían en Europa dos grandes facciones que compartían metas similares y enemigos comunes. Por un lado se encontraban Alemania y Austria-Hungría, y por el otro lado Rusia, Francia, Serbia y Gran Bretaña. La dependencia política del mundo no industrializado respecto de Europa aseguraba que cualquier conflicto entre las potencias del viejo mundo escalaría hacia un ámbito global. Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia mantenían vastas posesiones imperiales en África colindantes entre si, lo que hacía a este continente especialmente susceptible de convertirse en el centro de disputas.

Desde el punto de vista contemporáneo la Primera Guerra Mundial no tuvo sentido, ni llegó a solucionar las disputas de fondo que lo provocaron. Por el contrario, al final de la guerra las potencias europeas perdieron la mayoría de sus posesiones en África, Asia y Oceanía; a la vez que las fronteras en Europa cambiaron completamente (a favor o en detrimento de los diferentes Estados). La Primera Guerra Mundial también trajo como consecuencia el mayor número de monarquías desmanteladas en la historia, incluso aquellas mismas que habían propiciado el conflicto, pero no así las disputas territoriales.
Causas de la Primera Guerra Mundial
Imperialismo europeo
Las pretensiones imperialistas de la potencias europeas fueron la semilla de la guerra. La rivalidad entre Inglaterra y Francia por Egipto y el Sudán, entre Francia y Alemania por Marruecos, entre Inglaterra y Rusia por Persia; la competencia europea por conquistar esferas de influencia en China, y las presiones inherentes a la partición de África, todo esto se había solucionado mediante concesiones mutuas. La «carrera por África» entre Londres y París había acabado décadas antes con un reparto consensuado del continente acordado en el Congreso de Berlín de , en el que Alemania sólo recibió dos territorios africanos, un premio que consideraban escaso para un Estado que había alcanzado un gran desarrollo tecnológico y militar, con aspiraciones de superar la supremacía marítima de Gran Bretaña.
Pero las repetidas concesiones producían descontento. Alemania porque había adquirido pocos territorios en comparación con las otras potencias y Guillermo II pretendía que su imperio ocupara su «sitio bajo el sol». Mientras que Inglaterra, Francia y Rusia temblaban con cada paso que daba Alemania para lograr la hegemonía en Europa. Como resultado se forjó un complejo sistema de alianzas a finales del siglo XIX que con el paso de los años alineó a cada una de las grandes potencias europeas en facciones afines en interés de su seguridad.

Mapa de los imperios coloniales para , antes de la Primera Guerra Mundial.
Sistema de alianzas
El sistema de alianzas comenzó realmente en con la Santa Alianza entre Prusia, Rusia y Austria. Cuando Prusia fue reunificada con Alemania en 1871, el canciller alemán Otto von Bismarck negoció en la Liga de los Tres Emperadores entre los monarcas de Austria-Hungría, Rusia y Alemania. Pero esta fracasa debido a que Rusia y Austria-Hungría no se ponían de acuerdo respecto a la política en la península de los Balcanes, quedando solo la alianza de Alemania y Austria-Hungría en 1879, conocida entonces como la Doble Alianza. Esta se expandió en para incluir a Italia, en lo que se convirtió en la Triple Alianza…
En , el emperador alemán Wilhelm II se rehusó a renovar el Tratado de Reaseguro que existía con Rusia desde debido a las rivalidades existentes. Esto produjo que Rusia cambiase facción y en concreta una alianza con Francia (Alianza franco-rusa) con la finalidad de contrarrestar la influencia de las potencias de la Triple Alianza. A su vez, en Gran Bretaña firma una serie de acuerdos con Francia conocidos como Entente cordiale (del francés: entendimiento cordial) y luego, Gran Bretaña y Rusia firman el acuerdo de la Convención Anglo-Rusa en . Estos acuerdos bilaterales entrelazados entre Gran Bretaña, Francia y Rusia se llegaron a conocer como la Triple Entente.
De esta manera, para existían en Europa dos grandes alianzas que compartían metas similares y enemigos comunes. Por un lado se encontraban Alemania, Italia y Austria-Hungría; y por el otro: Rusia, Francia y Gran Bretaña. No existía un organismo internacional multilateral donde los Estados pudiesen resolver sus disputas. Este sistema de alianzas hacía probable que una disputa local se convirtiese en un conflicto europeo, y la dependencia recíproca del resto de las naciones en África, Asia y Oceanía haría inevitable que una guerra en Europa se convirtiese en un conflicto a escala global.
Carrera armamentista
Con la fundación del imperio Alemán en , se inició una carrera armamentista con Gran Bretaña que luego se extendió al resto de Europa y Rusia. Era un tiempo de paz armada, pero la situación en Europa era inestable, especialmente en la región de los Balcanes.
Conflicto en los Balcanes
En la península de los Balcanes era un barril de pólvora a punto de estallar. Esta región era una anomalía en la Europa moderna de principios del siglo XX. Prácticamente carecían de industrias y apenas tenían la apariencia de poseer instituciones. Sus habitantes constituían una mezcla de diversos pueblos: búlgaros, croatas, checos, polacos, rutenos, eslovacos y servios; todos de origen eslavo como los rusos. Los pueblos balcánicos clamaban por su independencia, pero ante la frustración de todos los esfuerzos hacia la autodeterminación, se formaron sociedades secretas dedicadas a fraguar planes de liberación.
Parte de la región de los Balcanes pertenecía desde hacía 600 años al imperio Otomano. Otra parte estaba dividida en reinos independientes. Bajo los términos del Tratado de Berlín firmado en , Bosnia y Herzegovina fue puesto bajo la administración de Austria-Hungría. Mientras que Serbia fue reconocido como un Estado soberano.
Los monarcas serbios aceptaban y dentro de los límites establecidos, pero esto cambió en con el brutal asesinato de Alejandro I de Serbia y su esposa Draga en el palacio real por un grupo de oficiales (también serbios) liderados por Dragutin Dimitrijević (quien sería más tarde líder de los conspiradores en el atentado contra el archiduque Francisco Fernando de Austria). Alejandro recibió treinta disparos y su esposa dieciocho, sus cuerpos desnudados y brutalmente cortados, luego lanzados por una de las ventanas del palacio para aplacar cualquier esperanza de las fuerzas leales al rey. Los conspiradores entonces instalaron como monarca a Pedro I de la Casa Real de Karađorđević. Establecieron una monarquía de corte nacionalista, tomando distancia de Austria-Hungría y mayor acercamiento con el Imperio ruso.
Bulgaria anunció su independencia el . Al mismo tiempo Austria-Hungría anunció unilateralmente la anexión de Bosnia y Herzegovina, un Estado que controlaban administrativamente bajo los términos del Tratado de Berlín, pero en el que que no se establecía el derecho de anexión. Esto despertó enérgicas protestas de los serbios, que codiciaban Bosnia y conspiraban desde hacía años para lograr su independencia. Entonces estalla la Crisis bosnia o Crisis de anexión, que concluyó en con la enmienda del Tratado de Berlín entre las potencias europeas para legalizar la anexión austrohúngara de Bosnia.
La enmienda del Tratado de Berlín puso fin a la Crisis bosnia, pero dañó de forma permanente las relaciones de Austria-Hungría con Serbia, Italia y el Imperio ruso. Aunque en apariencia los austrohúngaros resultaron victoriosos en la disputa, los rusos quedaron determinados a no volver a ceder nuevamente y aceleraron su desarrollo militar. Mientras que los serbios quedaron inconformes y resentidos con la conclusión impuesta por las potencias europeas.
Entre y ocurrieron las dos guerras de los Balcanes. En la primera guerra de los Balcanes se enfrentó el Imperio Otomano con la llamada Liga de los Balcanes formada por Bulgaria, Montenegro, Grecia y Serbia. Las reducidas naciones balcánicas expulsaron a los otomanos de la península, pero luego estalla la segunda guerra de los Balcanes entre estas naciones por el reparto de los territorios recuperados. Estos conflictos terminaron con la firma del Tratado de Bucarest, pero dejó la región en inestable equilibrio. Tras la derrota de los búlgaros estos buscarían la revancha a la primera oportunidad.
Serbia fue favorecida con los resultados de la contienda, logrando incrementar su territorio en casi el doble (48.300 km2 en hasta 87.780 km2 en ). Pero no fueron satisfechas sus pretensiones nacionalistas, por el contrario, pusieron su atención en la idea de “liberar” a los eslavos en Bosnia para anexar sus territorios. Austria-Hungría, aunque no formó parte de este conflicto, resultó bastante debilitada luego del incremento territorial de Serbia y su empuje para la unificación de los pueblos eslavos del sur. Todo esto preparó el camino para la y como tal sirvió de preludio a la Primera Guerra Mundial.
Atentado de Sarajevo
El el archiduque Francisco Fernando de Austria tenía prevista una visita a Sarajevo, capital de Bosnia, para inspeccionar maniobras militares. Nada tan desagradable para los radicales como un reformador: Francisco Fernando no gozaba de estimación de los eslavos a pesar de ser una de las pocos autoridades austriacas que prestaban atención a las demandas de los Balcanes. Cuando se anunció su visita un alarido de rabia recorrió a la facción radical del mundo eslavo. Dragutin Dimitrijević, quien era la cabeza de la inteligencia militar serbia y miembro de la sociedad secreta conocida como «Mano Negra», planificó junto a Dragutin Dimitrijević y Rade Malobabić, el asesinato del archiduque Francisco Fernando. Los conspiradores reclutaron a jóvenes nacionalistas para llevar a cabo el plan.
A las en Sarajevo, capital de Bosnia, el archiduque Francisco Fernando fue asesinado junto a su esposa, la duquesa Sofía de Hohenberg. Luego de varios intentos fallidos y debido a un encuentro fortuito, el atentado pudo ser ejecutado finalmente por Gavrilo Princip, un joven nacionalista serbobosnio. Este acto le daría a Austria-Hungria la excusa que buscaban para justificar el inicio de hostilidades contra Serbia.
Crisis de julio
En medio de la ira, el gobierno austrohúngaro decidió acabar de una vez por toda con la agitación eslava en el Imperio. Durante de casi cuatro semanas de maniobras diplomáticas en el mes de julio (Crisis de julio, 1914) se discutió el curso a seguir. El , habiendo obtenido de Alemania la seguridad de su apoyo incondicional ante un conflicto, los austrohúngaros enviaron un ultimátum a servia con demandas rigurosas improbables de cumplir, exigiendo respuesta antes de 48 horas. Los servios respondieron el aceptando las demandas con la excepción de una que solicitaba el traslado de funcionarios austriacos a Serbia para investigar el crimen.
El Kaiser alemán, que había recapacitado sobre su precipitada oferta de apoyo a Austria, declaró que la nota «disipa todo motivo de guerra». Pero los austriacos estaban demasiados inflamados para dejarse convencer y se podría afirmar que buscaban cualquier pretexto para resolver por la vía de la fuerza las disputas de fondo con Serbia y las facciones nacionalistas. El Austria-Hungría declara la guerra a Serbia. A continuación el antiguo sistema de alianzas que se había forjado en décadas anteriores entró fatalmente en acción. Alemania tuvo que apoyar a Austria-Hungría. Rusia no podía abandonar a Servia. Francia no podía arriesgarse a abandonar a Rusia. Los jefes militares tenían además, rígidos planes de movilización y temían que los posibles enemigos se adelantaran al paso.
Estalla la «Gran Guerra»
Europa era un cúmulo de rencores y rivalidades para . Francia tenía la espina de su derrota en la guerra franco-prusiana de . Las pretensiones imperialistas de las potencias europeas provocaron la creación del sistema de alianzas a lo largo de varias décadas. Este sistema de alianzas garantizaba que cualquier conflicto local podría escalar al resto de las naciones europeas, y este a su vez podría escalar en un conflicto global debido a la codependencia de las posesiones imperiales en América del Norte, África, Asia y Oceanía.
En efecto, cuando Austria-Hungría declara la guerra a Serbia el , un conflicto que pudo resolverse por la vía diplomática o ser reducido a una pugna entre dos naciones, se convirtió en un conflicto a escala global tras el efecto dominó del sistema de alianzas. Rusia se movilizó el en respuesta al bombardeo austrohúngaro contra Serbia. Alemania declaró la guerra a Rusia el , y a Francia el . Inglaterra intentaba permanecer neutral pero los alemanes facilitaron la decisión británica cuando invaden territorio belga, violando un tratado que garantizaba por 75 años la neutralidad de Bélgica. En consecuencia Inglaterra declara la guerra a Alemania.
Para el , la cinco principales potencias europeas estaban en guerra, pero el conflicto apenas comenzaba a extenderse. Casi todas las naciones de Europa se alinearon eventualmente con una de las grandes facciones: la Triple Entente o la Triple Alianza. Japón, fiel a una alianza celebrada con Gran Bretaña en , y viendo la oportunidad de apoderarse de las posesiones alemanas en el Pacífico, le declara la guerra a Alemania el .
Los dominios británicos – Canadá, Australia, Nueva Zelanda, India británica y la Unión Sudafricana – reaccionaron a la crisis sin tardanza y se movilizaron. Lo mismo sucedió con las posesiones francesas en África. En Turquía y Bulgaria se había aliado con Alemania y Austria. Italia se resistía a entrar en el conflicto a pesar de su alianza previa con Alemania y Austria-Hungría, pero finalmente fue atraída por los aliados de la Entente con la promesa de territorios extranjeros. Antes que terminara la guerra, el sistema de alianzas había arrastrado a por lo menos 30 naciones en cinco continentes, incluyendo a Estados Unidos.