Un proceso de nacionalización de la banca en México se llevó a cabo el 1 de septiembre de 1982 por órden del presidente mexicano Jóse López Portillo, como parte de las medidas económicas tomadas para detener la fuga de divisas. Portillo trabajaba en la situación desfavorable que se presentaba en el país, para el entonces era necesario defender el gasto público siendo necesario buscar la pronta solución del desastre económico que se presentaba.
Durante un encuentro en el Palacio Legislativo el presidente de la republica López Portillo había señalado: “Tenemos que organizarnos para salvar nuestra estructura productiva y proporcionarle los recursos financieros para seguir adelante; tenemos que detener la injusticia del proceso perverso fuga de capitales-devaluación-inflación que daña a todos, especialmente al trabajador; al empleo y a las empresas que lo generan. Estas son nuestras prioridades críticas”.
Ante el panorama económico del país Portillo había tomado dos decisiones… Portillo dijo “he expedido en consecuencia dos decretos, uno que nacionaliza los bancos privados del país y otro que establece el control generalizado de cambios… Es ahora o nunca, ya nos saquearon. México no se ha acabado. No nos volverán a saquear”. La primera decisión (nacionalización bancos) fue calificada para muchos como una medida precipitada que llevo a la entrega de la banca a capital extranjero durante la década de los noventa y dos décadas de estancamiento económico.
En total fueron 49 bancos nacionalizados, mientras algunos no apoyaron la decisión del gobierno pero aun así se quedaron en silencio, hubo otros que no dudaron en mostrar su descontento llegando a señalar que Portillo era un oportunista, y que solamente estaba aprovechando la oportunidad de rescatar su periodo político.