La Revolución de Texas o Guerra de la Independencia de Texas (en inglés: War of Texas Independence) fue una rebelión ocurrida entre y el en la provincia mexicana de Texas que buscaba la secesión de la cada vez más centralista República de México que en 1835 había derogado la constitución de 1824. El conflicto estalló después de una década de conflictos sociales y culturales entre el gobierno mexicano y una creciente población de colonos angloparlantes. La guerra concluyó con la secesión de Texas y la formación de la República de Texas que existió hasta , cuando fue anexada a los Estados Unidos.
La provincia de Texas pertenecía jurídicamente al estado mexicano de Coahuila y Texas antes de la revuelta de . Texas era un estado escasamente poblado. Una importante colonia de estadounidenses angloparlantes se encontraba asentada en el territorio gracias a un proyecto diseñado en 1819 por Moses Austin, un banquero estadounidense originario de Virginia, durante una grave depresión económica en Estados Unidos y antes de la conclusión de la Guerra de independencia de México. Para había un estimado de 30.000 angloparlantes en Texas, en contraste con los 7.800 residentes nacionales mexicanos.
La guerra en Texas estalló en con la Batalla de González. Las fuerzas insurgentes tomaron rápidamente La Bahía y San Antonio Béjar (actual San Antonio, también conocida como Ciudad del Álamo). Sin embargo, las fuerzas mexicanas —superiores en número— asestaron varias derrotas a los texanos. Entre el y el se llevó a cabo la Batalla de El Álamo, donde unos 1.500 soldados mexicanos arrasaron por completo unos 250 soldados texanos atrincherados en la Misión de El Álamo, en San Antonio.

Fin de la guerra
Las fuerzas mexicanas estaban comandadas por Antonio López de Santa Anna, quien para la fecha era también el presidente de la República Centralista de México. La crueldad mostrada por los mexicanos y por Santa Anna durante la Batalla de El Álamo llevó a numerosos colonos texanos y estadounidenses a unirse al ejército de Texas, inspirados por el deseo de venganza. La guerra concluyó abruptamente con la Batalla de San Jacinto el 21 de abril de 1836, cuando los texanos masacraron al ejército mexicano mientras dormía y capturaron al presidente Santa Anna.
Los texanos obligaron al presidente Santa Anna a firmar el cese de hostilidades y a reconocer la independencia de la República de Texas mediante el Tratado de Velasco el 21 de mayo de 1836. El Congreso mexicano destituyó a Santa Anna y se negó a ratificar el Tratado de Velasco alegando que carecía del validez por haber sido firmado por el presidente de México siendo un prisionero de guerra. La independencia de Texas nunca fue legitimada por México, pero en 1848 se reconoció la secesión de Texas y su anexión a los Estados Unidos con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, al final de la Guerra de Estados Unidos y México.