La Revolución Americana (en inglés: American Revolution), Revolución estadounidense, Revolución norteamericana o Revolución de las Trece Colonias fue un conflicto político que se inició en las Trece Colonias Británicas en Norteamérica en como rechazo a una serie de leyes e impuestos establecidos por el parlamento británico para intentar recuperar la economía británica de una severa crisis financiera provocada por la Guerra de los Siete Años en Europa. la revuelta política pronto desencadenó en un conflicto armado con Gran Bretaña que se extendió hasta cuando fue reconocida su independencia. Estados Unidos fue el primer país en el continente americano en declarar su independencia, ir a la guerra contra una potencia europea y obtener su emancipación del control colonial.
El el parlamento británico aprobó la Ley del Sello, en la que por primera vez se estableció un impuesto a las colonias británicas en América. En de ese año las colonias se reunieron en el Congreso de la Ley del Sello y rechazaron la autoridad del parlamento británico para imponer impuestos o leyes sobre sin que estas tuviesen representación en el organismo. Las colonias mantenían una posición de «No hay tributación sin representación» (en inglés: No taxation without representation). La década siguiente el conflicto político se agravó cuando el parlamento británico impuso nuevas leyes que eran rechazadas por los colonos. Nuevas protestas emergieron hasta que en se llevó a cabo el Motín del té, ocasionando que los británicos declarasen estado de excepción, el cierre del puerto de Bostón y la instauración de las leyes intolerables (en inglés: Intolerable Acts).

El se inicia la Guerra de Independencia de los Estados Unidos con las batallas de Lexington y Concord. El conflicto escaló a nivel internacional. Los patriotas americanos más tarde se alinearon con Francia, España y Holanda (que habían luchado contra los británicos en la Guerra de los Siete Años). Gran Bretaña tuvo el apoyo de los lealistas, colonos americanos que permanecieron leales a la corona británica durante la guerra y ofrecieron levantarse en armas contra la revolución. El el Congreso Continental declara la Independencia de los Estados Unidos, y en entra en vigencia la nueva Constitución, primera en su tipo, que más tarde sirvió de modelo para las democracias republicanas en el mundo. Sin embargo, la guerra continuó hasta la firma del Tratado de París en en el que Gran Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos y cedió territorios al oeste de las colonias que no estaban en disputa.
Nomenclatura
El término Revolución Americana es una traducción de la expresión original en inglés American Revolution que es el nombre historiográfico del proceso político-militar que se inició en , y culminó en con la independencia de los Estados Unidos. También se suelen emplear los términos «Revolución de las Trece Colonias», «Revolución norteamericana», «Revolución estadounidense» o «Revolución de los Estados Unidos», aunque en los dos últimos casos se presenta el inconveniente que el nombre «Estados Unidos de América» no existió hasta la Declaración de Independencia el , un año después que comenzó la guerra y once años después que iniciaron los conflictos políticos.
El uso de «americano» o «americana» es aceptado por la RAE como adjetivo o sustantivo relativo al gentilicio «estadounidense», por lo tanto es aceptable el uso de «Revolución Americana». El cambio de la expresión puede ser una preferencia o decisión editorial, pero no hay una «revolución» regional o continental como tal que pueda prestarse a confusión, a menos que en un cambio de paradigma sea empleada para describir al proceso de descolonización de América.
Sin embargo, la RAE advierte que debe evitarse el uso de «americano» para referirse solo a los habitantes de los Estados Unidos, ya que América es el nombre del continente y son americanos todos sus habitantes.
Antecedentes
Colonización británica de Norteamérica
En el rey británico Jacobo I estableció la Compañía Virginia de Londres con el propósito de establecer asentamientos coloniales en Norteamérica. Un año después, el , la compañía estableció el primer asentamiento en Jamestown, ubicado dentro lo que se convirtió en la colonia de Virginia. La compañía operaba bajo una cédula real que aseguraba a los colonos todas las libertades, franquicias e inmunidades como si hubiesen permanecido y nacido en Inglaterra.
Para , Inglaterra y Escocia se habían unificado en el Reino de Gran Bretaña y sus asentamientos en América del Norte habían crecido en trece prósperas colonias con fuertes lazos culturales, económicos y políticos con la metrópoli. Cada colonia gozaba de cierto nivel autonomía en sus asuntos de gobierno, pero los lazos entre Gran Bretaña y las colonias americanas eran numerosos.
Colonización francesa de Norteamérica
Francia inició un proceso de colonización en América del Norte en el siglo XVI, en territorios que se extendían desde el golfo de San Lorenzo hasta las Montañas Rocosas al oeste, y hasta el golfo de México por el sur. Este vasto territorio fue conocido como Nueva Francia. A medida que colonizaban el Nuevo Mundo, los franceses establecieron fuertes y asentamientos que más tarde se convertirían en ciudades como Quebec y Montreal in Canada; Detroit, Green Bay, St. Louis, Cape Girardeau, Mobile, Biloxi, Baton Rouge y Nueva Orleans en Estados Unidos.
El problema que enfrentaban Francia y Gran Bretaña era que los límites entre sus posesiones coloniales no se encontraban bien delineados. Los vastos territorios de Norteamérica difícilmente podrían haber sido ocupados en su totalidad y no existían claras fronteras. Los colonos británicos y los franceses con frecuencia reclamaban derechos sobre los mismos territorios, o territorios colindantes.
La Ilustración americana
La Ilustración americana fue un movimiento intelectual en las trece colonias británicas entre los años y , que eventualmente influyó en la Revolución norteamericana y en la creación de la nueva nación. La Ilustración americana fue influenciada por la Ilustración europea del siglo XVIII y las propias filosofías americanas. La Ilustración influyó en la aplicación del razonamiento científico en la política, la ciencia, y la religión, promoviendo la tolerancia y restaurando el estudio de la literatura, las artes y la música.
Entre las ideas ilustradas más influyentes en la Revolución de la Trece Colonias se encontraban el Contrato Social de John Lock, en el que se establece el principio que el gobierno y el pueblo se encuentran unidos por un contrato social, el gobierno protege los derechos naturales del pueblo, y el pueblo acepta el sistema de gobierno. Locke también argumentó también a favor del derecho del pueblo a la Revolución, cuando el gobierno falla en proteger los derechos del pueblo o actúa en contra de sus intereses.
Guerra de los Siete Años
La Guerra de los Siete Años fue un conflicto a escala global que ocurrió entre y que enfrentó una coalición de Gran Bretaña y sus aliados, contra una coalición de Francia y sus aliados. El teatro militar de este conflicto en América del Norte se conoce como Guerra franco-india y se inició como consecuencia de los reclamos británicos y franceses sobre territorios en el actual Ohio. En Norteamérica fue una guerra por la supremacía colonial, mientras que en Europa, Austria (aliado de los británicos) reclamaba los ricos territorios de Silesia que había perdido en la Guerra de Sucesión Austriaca.
La Guerra de los Siete Años culminó con la firma del Tratado de París de , en el que Gran Bretaña fue victoriosa en desocupar a los franceses de Norteamérica y en adquirir vastos territorios bajo control de Francia antes de la guerra.
Conquista del Canadá
En la Guerra de los Siete Años los británicos lograron la supremacía de los mares, cortando la cadena de suministro de Francia a sus colonias en Norteamérica. Unos miles de franceses mal abastecidos no pudieron hacer frente a casi un millón de colonos ingleses que contaban con el apoyo de Gran Bretaña. Cuando la fortaleza de Montreal cayó a manos de los británicos, el imperio francés desapareció de Norteamérica.
Con la firma del Tratado de París en , Francia recuperó sus preciadas islas de Guadalupe y Martinica ricas en producción de azúcar, pero cedió en cambio a los británicos, cualquier derecho o reclamo sobre los vastos territorios al norte de Norteamérica que se encontraban bajo su control antes de la guerra. Estos vastos territorios eran estratégicamente menos apreciables, en comparación con las pequeñas posesiones francesas en el Caribe que producían toneladas de azúcar para exportar. Pero los británicos buscaron una paz duradera que no obligase a los franceses a ir nuevamente a la guerra, en detrimento de los colonos americanos que vieron perder la joya de la corona.
Crisis financiera en Gran Bretaña
Después de la Guerra de los Siete Años los británicos enfrentaron una serie de problemas financieros y geopolíticos. El primer problema se presentó con la necesidad de gobernar, financiar y proteger nuevos y extensos territorios adquiridos durante el conflicto. En Norteamérica los británicos ahora tenían la responsabilidad del Canadá y los territorios al este del Misisipi. También adquirieron de España (aliada de Francia en la guerra) el control sobre Florida oriental y occidental. Financiar la administración de estos territorios era un problema crítico al final de la guerra.
El segundo problema de Gran Bretaña fue el endeudamiento masivo como consecuencia de la guerra. Para el la deuda británica sobrepasaba los £122,603,336 que sumaban intereses mensuales. Para complicar aun más la situación económica, el gobierno británico enfrentó crecientes protestas por el incremento de los impuestos a los habitantes de las islas británicas.
A mediados del siglo XVIII las colonias británicas se habían acostumbrado a regular sus propios asuntos, pero después de la Guerra de los Siete Años los británicos comenzaron a interferir más directa y frecuentemente en los asuntos coloniales.
Economía de las Trece Colonias
Para el siglo XVIII, las trece colonias británicas poseían una importante capacidad económica y crecientes números demográficos. Unos 2.5 millones de colonos habitaban en las 13 colonias británicas, en comparación con unos 100.000 colonos en las américas españolas. Esto se debió a los grandes movimientos migratorios desde Inglaterra hacia el Nuevo Mundo, donde existían nuevas oportunidades y vastos territorios.
La economía de las Trece Colonias era diversificada. Los colonos llevaron ganado de todo tipo y los cultivos más valiosos. Pero también descubrieron los cultivos aborígenes como el maíz, que proporcionaba mucho más alimento que los tradicionales cereales ingleses. Norteamérica desde muy temprano fue una civilización basada en la madera. Pero también se desarrollaron actividades mineras y comerciales. Uno de los productos más atractivos para comercializar era el té, muy popular entre los británicos.
Proclamación real de 1763
En ocurrió la Rebelión de Pontiac, un levantamiento de indios de numerosas tribus liderados por Pontiac (líder de los Ottawa) que se oponían al control colonial británico en el área del valle de Ohio y de los Grandes Lagos, amenazando los puestos fronterizos. Las milicias coloniales no respondieron efectivamente y las fuerzas militares inglesas debieron intervenir ante la continua amenaza de los indios.
El el rey británico Jorge III dictó la Proclamación real de 1763 en la que se prohibió a los colonos establecerse al occidente de una línea trazada a lo largo de los montes Apalaches, frontera natural con la reserva indígena. Esto tuvo la finalidad de organizar las vastas tierras británicas recientemente adquiridas, prevenir conflictos y establecer relaciones comerciales con los amerindios, así como para similar a los «Canadiens» (colonos franceses) y hacer del Canadá una colonia británica autónoma.
Esta proclamación trajo descontento entre los colonos americanos, quienes vieron la victoria sobre los franceses como una oportunidad para explorar y dar valor a nuevos territorios al este del Misisipi. Algunos colonos tuvieron que devolver tierras y regresar al este, mientras que otros estaban convencidos que el rey pretendía confinar a los colonos en la franja costera.
Impuestos británicos en las colonias (1764)
En el parlamento británico dictó dos leyes estableciendo sanciones sobre las colonias en América. La primera de estas leyes, la Ley del Azúcar de (en inglés: Sugar Act), alarmó a los comerciantes norteamericanos de la costa este ya que las aduanas comenzaron a recaudar tributos sobre la melaza, el azúcar y otros productos de importación. Esto era una amenaza para la economía colonial puesto que los impuestos por importación tenían que pagarse con la escasa reserva de monedas.
La segunda medida, la Ley de la Moneda de (en inglés: Currency Act), restringió el uso de papel moneda que los comerciantes británicos veían como una manera para evadir pagos. La Ley de la Moneda causó tensiones entre Gran Bretaña y las colonias, donde fue considerada como un «agravio importante». Pero pocas protestas se llevaron a cabo contra esta medida. De hecho, no era la primera vez que los británicos prohibían la impresión de papel moneda en las colonias.
[En revisión]
Inicio de la Revolución Americana
Ley del sello
Ley del Alojamiento
Congreso de la Ley del Sello
Hijos de la Libertad
Historiografía británica
La época revolucionaria se inició en 1763, cuando llegó a su fin la amenaza militar francesa sobre las colonias británicas de América del Norte y quedaron frustradas las expectativas de los colonos más ambiciosos que demostraron liderazgo en la guerra. Estos no tuvieron ejercer política o militarmente frente a los procedentes de la metrópoli, que acaparaban todos los cargos. La suma de los costos de mantenimiento del imperio originó que el gobierno británico adoptara una política altamente impopular.
El creciente descontento se evidenció en la creación de grupos opositores que fueron nombrados como «Hijos de la Libertad» y que llevaban a cabo el congreso de representantes de nueve legislaturas coloniales en incidentes violentos que se dieron de forma espontánea, y finalmente en movilizaciones populares de protesta. La estrategia del gobierno británico fue ocupar militarmente Boston y la del Parlamento de Londres promulgar un conjunto de leyes que recortaban las competencias de las instituciones autónomas y aumentaban las de los funcionarios y militares británicos.
La rebelión de las Trece Colonias americanas contra Gran Bretaña se debió a la defensa de los intereses que fueron dañados por la política colonial de Jorge III. El gobierno británico, con el triunfo en la guerra de los siete años, dada en el período comprendido entre 1756-1763, decidió obligarles a los colonos nuevas tasas e impuestos para sufragar los gastos ocasionados por la guerra.
Los comerciantes y las personas ilustradas no aceptaron estas leyes, ya que no tenían representantes en el parlamento de Londres, ni -para el momento- tampoco habían sido aceptadas por las asambleas coloniales. En 1765 manifestaron no estar de acuerdo, haciéndose notar con motines y negándose a importar productos ingleses, logrando suprimir la ley del timbre. Luego en 1767 el parlamento estableció gravámenes sobre el papel, plomo, vidrio y té y la burguesía colonial recurrió de nuevo al boicot y todos los impuestos fueron abolidos menos el que gravaba el té.
Los representante reunidos en el Primer Congreso Continental propuso un boicót en contra de los productos exportados de Gran Bretaña como una represión en contra de las leyes Intolerables que había Impuesto el gobierno inglés en respuesta al Motín de Bostón.
El congreso -a su vez- pidió otro congreso Continental en el caso de que su petición no tuviera éxito parar la ejecución de las leyes intolerables. Su apelación a la corona no tuvo efecto, por lo que se organizó un Segundo Congreso Continental. El 7 de Junio de 1776 en la sesión de la cámara del estado de Pennsylvania, el congreso continental percibió y escuchó el principio de la resolución de Richard Henry Lee de Virginia.
Guerra de la Independencia
Esta guerra fue un conflicto que ocurrió en, 1775-1783, entre las Trece Colonias británicas en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña y la cual finalizó con la derrota británica en la batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.
La guerra de la Independencia estadounidense comenzó en abril de 1775 y un mes después se reunió en Filadelfia el segundo congreso continental, en donde se autoproclamó el gobierno de las Colonias Unidas de América y se creó así el ejército continental en donde el comandante en jefe fue George Washington.
Las colonias mantuvieron su lealtad al rey británico; pero solicitando ser obedientes a las demandas, especialmente, a las peticiones de autonomía para poder autogobernarse. Jorge III no obedeció a los colonos declarándolos rebeldes y fue William Howe aquel que fue pasado al frente de las tropas británicas en Norteamérica. El 4 de julio de 1776, el congreso continental adoptó la Declaración de Independencia estadounidense, en cuya redacción habían participado personajes tan importantes como Thomas Jefferson, Benjamin Franklin o John Adams, entre otros.
En 1778, Francia, quien fue considerado como el país enemigo de Gran Bretaña, ayudó sigilosamente a los colonos desde el comienzo de la guerra cuando reconoció la independencia de las colonias. Hasta entonces, Washington impidió que los británicos conquistaran nuevamente las colonias del norte. Desde 1779, los independentistas fueron ayudados también por España cuando el rey, Carlos III, declaró la guerra a los británicos. Dos años más tarde, el español Bernardo de Gálvez reconquistó Florida a Gran Bretaña.
Saratoga (1777-1778)
La estrategia británica, en 1777, se involucró a dos puntas principales de ataque, destinadas a la separación de Nueva Inglaterra donde la rebelión contó con el apoyo de las otras colonias. A tal fin, el ejército del general John Burgoyne dirigido a marchar hacia el sur desde Canadá hacia una reunión prevista con las fuerzas de Howe en el río Hudson. Los hombres de Burgoyne tuvieron una pérdida devastadora para los estadounidenses en julio por volver a tomar Fort Ticonderoga, mientras que Howe decidió mover sus tropas hacia el sur de Nueva York para enfrentar el ejército de Washington, cerca de la bahía de Chesapeake. Los británicos derrotaron a los americanos en Brandywine Creek, Pennsylvania, el 11 de septiembre y entró en Filadelfia el 25 de septiembre.
La decisión de Howe había dejado el ejército de Burgoyne expuesto cerca de Saratoga, Nueva York, y los británicos sufrieron las consecuencias de esto el 19 de septiembre, cuando una fuerza estadounidense bajo el general Horatio Gates, los derrotó en la granja de Freeman (conocida como la primera batalla de Saratoga). Después de sufrir una nueva derrota el 7 de octubre a las alturas de Bemis, Burgoyne rindió sus fuerzas restantes el 17 de octubre.
La victoria de Saratoga estadounidense demostraría ser un punto de inflexión de la revolución americana, ya que llevó a Francia a entrar en la guerra abierta en el lado americano, aunque no sería declarada formalmente la guerra a Gran Bretaña hasta junio de 1778. la revolución americana, que había comenzado como un conflicto civil entre Gran Bretaña y sus colonias, tuvo convertido en una guerra mundial.
Estancamiento en el norte
Durante el largo y duro invierno en Valley Forge, las tropas de Washington se beneficiaron de la formación y la disciplina del oficial prusiano militares Barón Friedrich von Steuben y la dirección de la aristócrata francés Marqués de Lafayette.
El 28 de junio de 1778, cuando las fuerzas británicas bajo sir Henry Clinton intentaron retirarse de Filadelfia a Nueva York, el ejército de Washington los atacó cerca de Monmouth, Nueva Jersey. La batalla terminó con eficacia en un empate, ya que los estadounidenses mantuvieron su posición, pero Clinton fue capaz de conseguir su ejército y materiales de forma segura a Nueva York. El 8 de julio, una flota francesa mandada por el conde d’Estaing llegó frente a la costa atlántica, listos para la batalla con los británicos. Un ataque contra los británicos en Newport, Rhode Island que a finales de julio fracasó, y en su mayor parte de la guerra se instaló en una fase de estancamiento del Norte.
Batalla en el Sur (1778-1781)
Los americanos sufrieron una serie de reveses 1779-1781, incluyendo la defección del general Benedict Arnold a los británicos y los primeros motines graves en el ejército continental. En el Sur, los británicos ocuparon Georgia a principios de 1779 y capturó Charleston, Carolina del Sur en 1780.
Las fuerzas británicas de mayo de bajo Lord Charles Cornwallis entonces comenzaron una ofensiva en la región, aplastando a las tropas estadounidenses de Gates en Camden a mediados de agosto, aunque el estadounidense anotó una victoria sobre las fuerzas leales a la Montaña del rey a principios de octubre. Nathanael Greene sustituyó Gates como el comandante estadounidense en el Sur que en diciembre. Bajo el mando de verde, el general Daniel Morgan anotó una victoria contra una fuerza británica dirigida por el coronel Banastre Tarleton en Cowpens, Carolina del Sur, el 17 de enero, 1781.
Guerra revolucionaria llega a su fin (1781-1783)
En el otoño de 1781, las fuerzas estadounidenses de Greene habían logrado forzar Cornwallis y a sus hombres a retirarse a la península de Yorktown de Virginia, cerca de donde el río York desembocaba en la bahía de Chesapeake. Con el apoyo de un ejército francés comandado por el general Jean Baptiste de Rochambeau, Washington se movió contra Yorktown con un total de alrededor de 14.000 soldados, mientras que una flota de 36 buques de guerra franceses, en alta mar, impidió refuerzo británico o evacuación. Atrapado y dominado Cornwallis se vio obligado a renunciar a todo su ejército el 19 de octubre.
Aunque el movimiento por la independencia de América triunfó de manera efectiva en Yorktown, los observadores contemporáneos no vieron que a medida que la victoria fuese decisiva las fuerzas británicas permanecieron estacionadas alrededor de Charleston y en el poderoso ejército principal todavía residían en Nueva York.
Aunque ninguna de las partes tomó medidas decisivas sobre la mayor parte de los próximos dos años, la eliminación británica de sus tropas de Charleston y Savannah, finalmente, señalaron el final del conflicto. Negociadores británicos y estadounidenses firmaron en París términos preliminares de paz y el 3 de septiembre de 1783, Gran Bretaña reconoció formalmente la independencia de los Estados Unidos en el Tratado de París. Al mismo tiempo, Gran Bretaña firmó tratados de paz por separado con Francia y España (que había entrado en el conflicto en 1779), con lo que la revolución americana a su fin después de ocho largos años.
Consecuencias de la Independencia de los Estados Unidos
Tras la independencia los norteamericanos tenían que hacer frente a dos hechos decisivos: la creación de una nueva nación conformada por trece estados, y la ampliación del nuevo país, que poseía vastos territorios al oeste. El primer objetivo era crear un gobierno federal fuerte, que tratase de mantener la unidad nacional de las trece colonias y el segundo, extender su dominio territorial y organizar ese vastoterritorio. Ya en 1776, en la convención de Virginia, se sustituyó el estatuto colonial por una constitución estatal, que garantizaba la soberanía del pueblo basada en unos derechos democráticos fundamentales.
La división de poderes y el carácter electivo de todos los cargos públicos, prohibiendo los cargos públicos hereditarios y la separación entre las iglesias y el estado. A partir de 1777 el resto de las colonias siguió el ejemplo de Virginia, excepto Connecticut y Rhode Island, que mantuvieron sus cartas fundacionales. En 1778 se promulgó la Ley de la Confederación, que fue la primera tentativa para construir un bloque homogéneo, pero no dio resultado. En 1781, con los artículos de la confederación se intentó establecer -de nuevo- una primera constitución de la federación estatal. La negativa de los estados a renunciar a su soberanía y a su autonomía, dificultaba la solución que planteaban los problemas de la guerra e impedían adoptar medidas comunes en política exterior, por lo cual también fracasó.
Los intentos que siguieron para dar una forma política a las Trece Colonias se vieron obstaculizados por la aparición de dos posturas contrarias. Los partidarios de conservar la independencia política y administrativa de cada estado, que daría origen al partido republicano-democrático, y los partidarios de un gobierno centralizado. En 1787, se celebró la convención de Filadelfia a la que asistieron delegados de todos los estados menos de Rhode Island.
La mediación de Franklin y Madison entre unos y otros permitió un acuerdo que dio como resultado el establecimiento de una República Federal Presidencial y la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos, que entró en vigor en 1789. La ley fundamental norteamericana consagraba la división de poderes. Estableció un sistema de control mutuo por el cual los ciudadanos eran a la vez súbditos de su estado y de la unión.
Los asuntos relacionados con la defensa, la moneda, el comercio exterior y las relaciones internacionales, fueron una competencia exclusiva del gobierno federal de la unión. Para los estados quedaba reservada la gestión de todo lo referente a comunicaciones, política interior, culto, policía, justicia y educación. Los tres poderes quedaron así configurados según el siguiente esquema. El presidente, titular del poder ejecutivo, actuaba como jefe de estado y primer ministro.