La Doctrina Monroe fue una política exterior de Estados Unidos contra la dominación colonial europea de las Américas en 1823, aunque posteriormente sería considerada como una política intervencionista.
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La Doctrina Monroe fue una política exterior de los Estados Unidos fundamentada en el discurso del Estado de la Unión de 1823 dado por el entonces presidente James Monroe, en el que se rechazaba toda injerencia europea en el continente americano, y se promulgaba que todo esfuerzo para colonizar o recuperar colonias en América sería considerado como un acto de agresión que requeriría la intervención estadounidense. El discurso que dio origen a la Doctrina Monroe se llevó a cabo ya cuando casi todas las colonias españolas y portuguesas de América habían alcanzado o estaban a punto de obtener la independencia, pero existía un riesgo latente que las potencias europeas intentaran recuperar sus antiguas posesiones.
Gran parte del siglo XVIII y ya entrado el siglo XIX, el continente europeo se encontró plagado de guerras y conflictos. A partir de 1804 estallaron las Guerras napoleónicas. En 1808 Napoleón Bonaparte invadió España y obligó al rey Fernando VII a abdicar el trono a favor de su hermano José Bonaparte. Esto fue un detonante directo para que, entre y las colonias españolas en América emprendieron insurrecciones que desembocaron en una guerra continental por la independencia.
En un ejercito francés restauró la autoridad absoluta del rey Fernando VII en España. La Doctrina Monroe fue precisamente una política exterior de los Estados Unidos para evitar que España u otras potencias europeas se alinearan para invadir al continente americano. Estados Unidos buscó aislarse de los efectos de las guerras europeas, que eventualmente habrían alcanzado al Nuevo Mundo en caso que las potencias europeas hubiesen pretendido re-colonizar el hemisferio occidental.
James Monroe, el 5to presidente de los Estados Unidos. La doctrina Monroe fue elaborada por el presidente John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en 1823.
El estadounidense presidente James Monroe abordó esta problemática del colonialismo europeo y las amenazas de guerra el en su discurso del Estado de la Unión ante el Congreso. Este discurso fue el origen de la política exterior que más tarde sería conocida como la Doctrina Monroe.
Antecedentes
Antecedentes de la Doctrina Monroe
Desde la época de la Revolución Americana existió la convicción en los Estados Unidos que las libertades adquiridas mediante los sacrificios de la guerra estaban amenazadas por las ambiciones de las potencias europeas, y que los objetivos de la nueva nación podrían ser alcanzados solo tomando distancia de la política europea. Con base a esta convicción Estados Unidos declaró una posición de neutralidad en frente a los conflictos europeos, a pesar del Tratado de la Alianza con Francia desde la Guerra por la Independencia.
Alexander Hamilton expresó en los Federalist Papers su deseo de establecer a los Estados Unidos como una potencia con suficiente fortaleza para mantener a las potencias europeas fuera de Las Américas. En , George Washignton expresó inequívocamente el distanciamiento con la política en Europa en su discurso de despedida.
«La gran regla de conducta para nosotros, en lo que respecta a las naciones extranjeras es en la ampliación de nuestras relaciones comerciales para tener con ellas la menor conexión política posible. En lo que respecta a los compromisos ya adquiridos vamos a cumplirlos, de buena fe. Pero aquí nos detenemos». –Presidente George Washington, 1796. Discurso de despedida. (Traducido del inglés)
Más tarde, el presidente Thomas Jefferson se opuso a los tratados de alianza con países del hemisferio en su discurso inaugural de , y más tarde advirtió a los embajadores ante los Estados Unidos que no apoyarían intentos futuros para colonizar el continente americano. Asimismo, James Madison, siendo secretario de Estado de Thomas Jefferson, expresó su oposición a la adquisición de nuevos territorios por las potencias europeas en una nota dirigida al embajador de España en Estados Unidos.
Guerras europeas
En gran parte del siglo XVIII y continuando durante el siglo XIX, el continente europeo fue escenario de diversos conflictos bélicos, crisis económicas e inestabilidad social.
Guerras en Europa en el siglo XVIII e inicio del siglo XIX
Conflicto
Período
Resumen
Guerra de Sucesión Española
–
Se implicaron casi todos las potencias europeas, alineadas con los Borbones o los Habsburgo.
Guerra de Sucesión Polaca
–
Fue una guerra europea con un alcance global a la vez que ocurrió una guerra civil polaca.
Levantamientos jacobitas en las Islas Británicas
, ,
Una serie de rebeliones en las islas Británicas con la finalidad devolver el trono a Jacobo II de Inglaterra y los descendientes de la Casa de Estuardo.
Enfrentó por un lado a Prusia, Hanóver y Gran Bretaña junto a sus colonias americanas y Portugal. Por otro lado a Sajonia, Austria, Francia, Rusia, Suecia, y España. Se llevó a cabo para establecer el control sobre Silesia y por la supremacía colonial en América del Norte y la India.
Guerras Revolucionarias Francesas
–
Sucedieron tras el inicio de hostilidades entre el gobierno revolucionario francés y Austria en 1792, hasta la firma del Tratado de Amiens en 1802.
Guerras Napoleónicas
–
Serie de conflictos bélicos entre entre el Primer Imperio Francés gobernado por Napoleón Bonaparte, y una serie de potencias europeas alineadas en varias coaliciones, en diferentes períodos de tiempo.
Colonización rusa de América
En los rusos Iván Fiódorov, Mijaíl Gvózdev y Kondrati Moshkov partieron del cabo Dezhneva a bordo del navío Sviatói Gavriil (San Gabriel), y arribaron al cabo del Príncipe de Gales, ya en las costas de Alaska donde realizaron un trabajo cartográfico.
La segunda expedición de Kamchatka (también conocida como Gran Expedición del Norte) fue encomendada por la emperatriz Ana de Rusia al danés Vitus Bering, con el objetivo encontrar y cartografiar el extremo oriental de Siberia entre y . Se trató de uno de los mayores proyectos expedicionarios en la historia. La expedición llegó hasta las costas de Alaska, donde eventualmente se produjeron los primeros establecimientos rusos para explotar y comercializar pieles.
La colonización rusa de territorios en América fue motivo de preocupación y eventualmente también fue una influencia en el desarrollo de la Doctrina Monroe.
En Napoleón Bonaparte invadió España (en el marco de las guerras napoleónicas) y obligó al rey Fernando VII a abdicar la corona a favor de su hermano, José Bonaparte. Esto produjo una serie de proclamaciones en las colonias americanas de rechazo a la autoridad francesa y de respaldo a la legítima corona española de Fernando VII. Pero de estos hechos germinaron movimientos por la independencia absoluta de los territorios.
Entre y se llevaron a cabo una serie de campañas militares en América Latina que desencadenaron en la expulsión continental del colonialismo europeo y la emancipación de los territorios que anteriormente conformaban virreinatos y capitanías.
Guerras de independencia en el continente americano
Desde finales del siglo XVIII en Europa, el Liberalismo amenazaba la supremacía del Absolutismo como sistema político. La Revolución Americana, y luego la Revolución Francesa, extendieron rápidamente ideas y filosofías liberales para justificar el derrocamiento armado de regímenes monárquicos o absolutistas que consideraban tiránicos. En los monarcas europeos de Gran Bretaña, Rusia, Austria, Prusia y Francia (adherida desde 1818), con el objetivo de detener el avance liberal se alinearon en el tratado internacional de la «Santa Alianza». Fue inicialmente un pacto de seguridad contra Francia tras las guerras napoleónicas, pero se trató finalmente de una alianza a favor de la restauración de las monarquías y el absolutismo en Europa.
Francia intervino en España en en virtud del acuerdo de la Santa Alianza, para restaurar el régimen absolutista de Fernando VII, que había sido previamente depuesto por Napoleón Bonaparte en 1808. El ejercito fue llamado como los Cien Mil Hijos de San Luis (esto se conoce en Francia como Expédition d’Espagne) liderado por el duque de Angulema, hijo del futuro rey Carlos X de Francia. De la misma forma, las potencias europeas de la «Santa Alianza» podrían intentar recuperar o invadir los antiguos territorios coloniales en el continente americano.
Cómo surgió la declaración
Como consecuencia de la restitución de Fernando VII en España y la formación de la Santa Alianza en Europa, en agosto de 1823 el Secretario de Estado británico, George Canning, en una carta al enviado diplomático de Estados Unidos, sugirió una declaración conjunta entre ambas naciones sobre la base que la recuperación de las colonias por parte de España no tenía cabida (en ingles: the recovery of the Colonies by Spain was hopeless), y que no podrían ver con indiferencia que cualquier porción de ellas fuese transferida a cualquier otra potencia.
John Quincy Adams, que ocupaba el cargo de Secretario de Estado de los Estados Unidos, y quien tuvo un importante papel en la redacción de la declaración al Congreso, rechazó hacer una declaración conjunta con Gran Bretaña. También expresó desaprobación de la invasión francesa a España en su primer borrador y urgió el reconocimiento de la independencia de Grecia.
El presidente Monroe buscó la opinión de Jefferson y Madison, quienes compartieron la misma visión. Jefferson consideró el asunto como el más trascendental desde la Independencia:
«Nuestra primera y fundamental máxima debe ser, nunca enredarnos en las disensiones de Europa. Nuestra segunda, nunca permitir que Europa se entrometa en asuntos de este lado del Atlántico». –Thomas Jefferson, , carta en respuesta a James Monroe (traducido del inglés).
Por su parte, Madison urgió al presidente que se abstuviese de cualquier declaración que pudiese ser usado como pretexto para una retaliación de los aliados.
«La posición que deseo tomar, es la de ferviente protesta contra la interferencia por la fuerza de las potencias europeas en América del Sur, pero renunciar a toda interferencia de nuestra parte con Europa; para hacer una causa americana y adherirnos inflexibles a ella». –James Madison, , nota en su diario (traducido del inglés).
Después de una deliberación entre el presidente y su gabinete, se decidió realizar una declaración por separado solo con la posición de Estados Unidos, formulada en el discurso del Estado de la Unión de 1823. Se eliminaron todas las referencias a conflictos o asuntos políticos en Europa.
Contenido de la Doctrina Monroe
El texto que sirvió como base para la Doctrina Monroe fue parte del discurso del Estado de la Unión dictado ante el Congreso el por el presidente de los Estados Unidos, James Monroe. El mensaje se fundamentó en que el Nuevo Mundo ya no estaba sujeto a la colonización europea:
«En las guerras de las potencias europeas en cuestiones que les conciernen nunca hemos intervenido ni es nuestra política hacerlo. Únicamente cuando nuestros derechos son afectados o están gravemente amenazados nos sentimos agraviados por las ofensas o nos preparamos para defendernos. Con los movimientos de este hemisferio por necesidad estamos más vinculados y por causas que deben ser obvias para todos los observadores ilustrados e imparciales. El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto a este respecto del de América […] Por lo tanto, se lo debemos al candor y a las amistosas relaciones entre Estados Unidos de América y aquellas potencias que se declare que debemos considerar todo intento de su parte para extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y nuestra seguridad. Con las colonias o dependencias existentes de cualquier potencia europea no hemos interferido y no interferiremos. Pero con los gobiernos que han declarado su independencia y la han conservado, y cuya independencia hemos, con gran consideración y justos principios, reconocido, no podemos ver ninguna interposición con el propósito de oprimirlos o de controlar de alguna otra forma su destino por parte de cualquier potencia europea, a la luz de cualquier otra manifestación más que de una disposición agresiva hacia Estados Unidos de América» –Presidente James Monroe, mensaje al Congreso el 2 de diciembre de 1823 (traducido del inglés).
El mensaje del presidente James Monroe fue claro en dos aspectos que se pueden observar en el extracto. En primer lugar, Estados Unidos tomaría como una agresión directa cualquier intento de intervención sobre países americanos que hayan alcanzado su independencia. Y en segundo lugar, Estados Unidos no interferiría en asuntos Europeos ni respecto a colonias o dependencias previamente existentes.
Corolario de Roosevelt
El Corolario de Roosevelt fue un política exterior de Estados Unidos formulada en 1904 por el presidente Theodore Roosevelt en su discurso del Estado de la Unión, después de la crisis venezolana de –. El corolario establecía que Estados Unidos tendría que intervenir en conflictos entre países europeos y países de América Latina para hacer cumplir demandas legítimas de potencias europeas.
Theodore Roosevelt conectó esta política exterior a la Doctrina Monroe. Sin embargo, mientras la Doctrina Monroe perseguía prevenir el intervencionismo europeo, el Corolario de Roosevelt fue usado para justificar el intervencionismo norteamericano en el hemisferio occidental.
Memorando Clark
El Memorando Clark fue un documento escrito el por el Secretario de Estado Adjunto de los Estados Unidos, J. Reuben Clark, y publicado oficialmente en 1930 bajo la administración de Herbert Hoover.
El Memorando Clark determinó que el Corolario de Roosevelt no se basaba en la Doctrina Monroe, pero no lo descartaba. Más bien estableció la política que cualquier intervención estadounidense en América Latina no se encontraba justificada por la Doctrina Monroe sino que era más bien un derecho como Estado.
Repercusiones
Reconocimiento de naciones americanas
Países de América Latina reconocidos por Estados Unidos en el siglo XIX
Desde los Estados Unidos se observó con simpatía la larga lucha por la independencia de sus vecinos continentales del sur, proceso que había sido influenciado (en parte) precisamente por la Revolución Americana de unas décadas atrás. Cuando la situación en las colonias españolas se volvió tan desesperada que los virreyes españoles, gobernadores y capitanes generales comenzaron a firmar tratados con los insurgentes, Estados Unidos comenzó a reconocer a las nuevas naciones sin reserva.
Incluso antes de su discurso en el Congreso, en el presidente James Monroe recibió la autoridad para reconocer al independencia de las antiguas colonias europeas en América Latina y establecer relaciones bilaterales, lo que denota la intención de la época para desconocer la esfera de influencia europea en el continente americano.
El primero de estos países reconocidos por Estados Unidos fue la República de Colombia en (en ese entonces se trataba de lo que actualmente se conoce como la Gran Colombia: la unión de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá). El se reconoció a Buenos Aires, México y Chile. En se reconoció al Imperio de Brasil (sin hesitar por el añejado sistema político de gobierno) y el a las Provincias Unidas de Centro de América. La República del Perú fue reconocida el
Esfera de influencia en América
Sin embargo, imponer una barrera de protección sobre el hemisferio occidental era una política exterior que no podría haber sido sostenida militarmente en 1823 por Estados Unidos.
Debido a que Estados Unidos no era una potencia económica o militar en aquel entonces, y a que las potencias europeas aparentemente no tenían intenciones reales para recolonizar América Latina, la declaración de Monroe de 1823 en el Congreso pasó prácticamente desapercibida fuera de Estados Unidos. De hecho, la declaración del presidente Monroe (o en particular la política de rechazo a la influencia europea en América) no se conoció como la «Doctrina Monroe» por casi 30 años.
En este período en la historia Estados Unidos y Gran Bretaña disfrutaban de una era de paz y relaciones bilaterales (desde 1815). El presidente Monroe y John Quincy Adams entendían perfectamente que Estados Unidos necesitaba la flota británica para disuadir a posibles agresores europeos en América Latina.
Fue después de 1870 que la Doctrina Monroe se volvió cada vez más amplia. A medida que Estados Unidos emergía como una potencia mundial, la Doctrina Monroe definió una reconocida esfera de influencia en el continente americano. A pesar que no es realmente parte de una ley en Estados Unidos, ni de algún Tratado internacional, se estableció en una época donde el peligro de agresiones extranjeras era muy real y las nuevas naciones americanas aún no contaban con firmes instituciones republicanas.
Intervenciones europeas en América
Después del proceso de descolonización en América y en pleno apogeo de las revoluciones industriales, las potencias europeas emprenden una política imperialista en Asia y África, y parcialmente en Latinoamérica, en busca de materia primas y la comercialización de productos manufacturados.
Estados Unidos no invocó la Doctrina Monroe ni se opuso a la ocupación británica de las Islas Malvinas en 1833, ni otras invasiones británicas en América Latina. Sin embargo, en 1845, y más tarde en 1848, el presidente norteamericano James K. Polk reiteró los principios de Monroe advirtiendo a Gran Bretaña y España a no establecer asentamientos en Oregon, en California o en la Península de Yucatán (México). Al finalizar la guerra civil norteamericana en 1865, Estados Unidos prestó apoyo militar decisivo a los federalistas mexicanos, quienes vencieron a los franceses en 1867.
Intervenciones europeas en América, e implicación de Estados Unidos
Evento
Fecha
Resumen
Ocupación británica de las Islas Malvinas (Falkland Islands)
20 de diciembre, 1832 – 2 de enero, 1833
En 1833 el Reino Unido tomó el control de las Islas Malvinas fundamentando la acción en derechos previos (1690). Estados Unidos no reconocía la soberanía argentina sobre las Malvinas y no objetó la ocupación británica, que aun persiste en el siglo XXI.
Primera intervención francesa en México
16 de abril de 1838 – 9 de marzo de 1839
Francia declaró un bloqueo naval de todos los puertos mexicanos del Golfo demandando indemnizaciones por asuntos civiles y militares. No hubo una pretensión de ocupación permanente. Dos años antes, en 1836 México perdió los territorios de Texas, que se declaró como república independiente (República de Texas) con el apoyo de Estados Unidos. Precisamente con la mediación de Estados Unidos los texanos lograron un acuerdo con los franceses para que el bloqueo naval de 1838 no los perjudicase, pero no favoreció a México.
Anexión de Santo Domingo a España (Guerra de la Restauración)
18 de marzo de 1861 – 15 de julio de 1865
En 1861 España retomó el control de República Dominicana (una antigua posesión colonial) con la invitación de los conservadores que gobernaban el país. Entre 1863 y 1865 se llevó a cabo la Guerra Restauradora. Estados Unidos se encontraba inmerso en su propia guerra civil de secesión. Al inicio de la guerra, los rebeldes solicitaron ayuda a Estados Unidos pero fue rechazada.
Intervención de España en Perú (Primera Guerra del Pacífico)
14 de abril de 1864 – 2 de mayo de 1866 (última batalla, el tratado de paz no se firmó hasta 1871)
España ocupó las islas Chincha del Perú en 1864 como consecuencia de un malentendido diplomático. Chile participó en el conflicto en alianza con Perú, y las campañas militares se dieron entre 1865 y 1866. Estados Unidos se encontraba inmerso en su propia guerra civil de secesión y mantuvo una posición de neutralidad. Pero el secretario de Estado, William H. Seward, informó al embajador español en Washington, Gabriel García Tassara, que Estados Unidos protestaría ante todo intervencionismo europeo en América y que de ignorarse la protesta no podrían mantener su neutralidad. En 1871 se firmó en Washington un tratado de armisticio indefinido.
Segunda intervención francesa en México
8 de diciembre de 1861 – 21 de junio de 1867
Una alianza militar entre Francia, Reino Unido y España invade México en 1861 como consecuencia de la suspensión de pagos de la deuda externa. El gobierno mexicano derogó la Ley de Suspensión de Pagos y se retiraron los británicos y españoles, pero los franceses anunciaron que ocuparían México donde se pretendió establecer un estado monárquico. Estados Unidos rechazó la invasión pero el país se encontraba inmerso en su propia guerra civil de secesión, pero una vez que terminó la guerra en 1865 los norteamericanos prestaron apoyo decisivo a los mexicanos quienes vencieron a los franceses en 1867.
Guerra de independencia cubana
24 de febrero de 1895 – 12 de agosto de 1898
El 24 de febrero de 1895 los cubanos se levantaron contra el imperio Español en lo que se conoce como el Grito de Oriente. Estados Unidos declaró la guerra a España en abril de 1898 después de la explosión del acorazado estadounidense Maine, apostado en La Habana (en 1975 se determinó que la causa fue interna). La guerra de independencia cubana terminó en agosto de 1898 ante el avance militar estadounidense. El resultado fue la independencia cubana en 1902 (bajo «tutela» de Estados Unidos) y la pérdida por parte de España de Puerto Rico, Filipinas y Guam, pero que ahora pasarían a ser dependencias coloniales de Estados Unidos.
Bloqueo naval a Venezuela
22 de diciembre de 1902 – 13 de febrero de 1903
Gran Bretaña, Alemania e Italia establecieron un bloqueo naval en Venezuela en 1902 demandando el pago de deuda. No hubo una pretensión de ocupación permanente pero Estados Unidos intervino como mediador neutral y el bloqueo culminó en 1903 con el Protocolo de Washington.
Intervenciones militares de Estados Unidos en América
Aunque no se encuentren fundamentadas en la política del rechazo al intervencionismo europeo en América, durante el siglo XIX y el siglo XX, Estados Unidos ha emprendido por su cuenta, numerosas incursiones militares y políticas intervencionistas en el continente americano.
En 1846 Estados Unidos anexa la República de Texas (que en 1836 había declarado su independencia de México) y estalla la guerra con México.
En 1898 Estados Unidos declara la guerra a España en apoyo a la independencia cubana. Cuba se declara como república independiente en 1902 pero prevalece un fuerte intervencionismo estadounidense. Estados Unidos adquiere a Puerto Rico de España como dependencia colonial.
Estados Unidos emprende intervenciones militares en República Dominicana en 1903, 1904 y 1914. República Dominicana estuvo ocupada por Estados Unidos entre 1916 y 1924.
En México ocurrieron el Incidente de Tampico (1914), la Ocupación estadounidense de Veracruz (1914), las incursiones fronterizas de 1916–1917 y la Batalla de Carrizal (1916).
En Panamá se permitieron las intervenciones militares estadounidenses desde 1846 bajo el Tratado Mallarino-Bidlack (con la República de la Nueva Granada). La Zona del Canal de Panamá incluyó presencia militar estadounidense hasta el año 1999.
Entre 1912 y 1926 Estados Unidos ocupó militarmente a Nicaragua, a solicitud del presidente nicaragüense Adolfo Díaz, en medio de la Revolución libero-conservadora.
Estados Unidos ocupó militarmente Haití entre 1915 y 1934 para proteger intereses de corporaciones estadounidenses.
Política del buen vecino
La Política del buen vecino, o la Política de la buena vecindad (en inglés: Good Neighbor policy) fue una política exterior establecida el 4 de marzo de 1934 por el presidente Franklin D. Roosevelt en el que Estados Unidos da por terminada la era de interferencia en asuntos domésticos de América Latina iniciada 30 años antes por el presidente Theodore Roosevelt (el apellido no era coincidencia, eran primos de quinto grado).
Esta política exterior se estableció en el marco de la Gran Depresión, y buscaba fortalecer las relaciones comerciales y los intereses bilaterales en la región. Unos meses antes, en diciembre de 1933 el Secretario de Estado, Cordell Hull, ya había afirmado esta política en la VII Conferencia Panamericana de Montevideo: Ningún país tiene el derecho de intervenir en los asuntos internos o externos de otro país.
La Política del buen vecino tuvo un importante impacto en la región (aunque difícilmente se puede alegar que terminó con el intervencionismo). En 1933 se terminó la ocupación militar de Nicaragua y en 1934 la ocupación en Haití. Bajo esta política exterior se negociaron las compensaciones después de la Expropiación del petróleo en México en 1938 (aunque hubo indudables presiones, no hubo intervención armada).
A partir de 1945 la Política del buen vecino se fue desvaneciendo. Ese año sucedieron dos eventos trascendentales: la muerte del presidente Franklin D. Roosevelt y el final de la Segunda Guerra Mundial. Lo que siguió fue el nacimiento y gradual intensificación de la Guerra Fría, y una nueva era de intervencionismo en el continente americano (no solo por parte de Estados Unidos, sino también por los soviéticos y otros movimientos expansionistas de izquierda).
Críticas
Críticos de la Doctrina Monroe, como Noam Chomsky, argumentan que en la práctica la Doctrina Monroe fue utilizada como una declaración de hegemonía y un derecho de intervención unilateral sobre las Américas. Chomsky afirma que de esta forma se han justificado acciones como la anexión de Texas (que formaba parte de México) y posteriormente las intervenciones en América Latina (como las invasiones del filibustero William Walker en México y Nicaragua).