La Batalla de Guadalajara una operación militar iniciada el 8 de marzo de 1937 en Guadalajara, España, por el bando sublevado nacionalista (y sus aliados) con el objetivo de abrir una vía estratégica para la posterior toma de Madrid, tras varios intentos infructuosos desde el comienzo de la Guerra civil española y el prolongado Asedio de Madrid. El papel fundamental en la planificación y en el peso del combate lo tuvieron las fuerzas fascistas de Mussolini, cuyo Estado Mayor fue el encargado de planificar la acción. El plan consistía en atacar con infantería apoyada por artillería, tanques y vehículos ligeros para abrir una brecha en el frente republicano al norte de Guadalajara, tomando Brihuega y rodeando las defensas de Madrid desde el noroeste, para llegar hasta Alcalá de Henares. El avance italiano fue inicialmente exitoso, pero la contraofensiva del ejercito republicano al mando del general Vicente Rojo obligó a retroceder al ejército fascista el 23 de marzo, con el apoyo fundamental de las Brigadas Internacionales.
El bando nacionalista que se había sublevado desde julio de 1936 estaba apoyado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, solo unos años antes del eventual estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Las Brigadas Internacionales que apoyaron al bando republicano en la Batalla de Guadalajara estaban constituidas por voluntarios de 54 países que buscaban detener el avance del fascismo en Europa. Fueron reclutadas por la Internacional Comunista (Comintern), aunque no estaban compuestas necesariamente por comunistas. En Guadalajara participaron las Brigadas Internacionales XI y XII junto con efectivos de varias divisiones del Ejército Popular Republicano.

Antecedentes
Después del colapso de la tercera ofensiva contra Madrid durante la Guerra civil española, el general nacionalista Francisco Franco decide continuar con una cuarta ofensiva dirigida a tomar el control definitivo de la capital. Las fuerzas nacionalistas, aunque victoriosas en la Batalla del Jarama, se encontraban agotadas y no pudieron impulsar la operación. Sin embargo, los italianos estaban optimistas después de la captura de Málaga, y consideraban que sus fuerzas podrían obtener una victoria fácil debido a las grandes pérdidas sufridas por el Ejército Republicano Popular en Jarama. El dictador italiano Benito Mussolini respaldó la operación y comprometió a las unidades italianas.
Las tropas italianas, al mando del general Roatta, utilizarían una táctica de penetración rápida y profunda en las lineas enemigas sin prestar atención a los flancos. Contaban con 3 divisiones de Camisas negras y una del ejército italiano, unos 40 000 hombres en total. Como apoyo, en el flanco derecho se ubicó la Division Soria de los sublevados bajo las ordenes del general Moscardó, que contaba con regulares marroquíes legionarios y tropas carlistas (monárquicos tradicionalistas) que sumaban otros 20 000 hombres. A estas fuerzas se agregaron 250 tanques, 180 piezas de artillería, 50 aviones cazas y 12 aviones de reconocimiento. Las tropas republicanas, al mando del general Vicente Rojo, estaban compuestas varias divisiones del Ejército Popular Republicano, así como por las Brigadas Internacionales XI y XII, además de 40 piezas de artillería y 50 tanques.
Batalla de Guadalajara
El 8 de marzo de 1937 comienza el ataque de los aliados fascistas-nacionalistas con un intenso bombardeo de artillería sobre las lineas republicanas que se encontraban al mando del coronel Víctor Lacalle, pero la espesa niebla y la lluvia les impidieron avanzar con rapidez. Sólo penetraron 12 km en las líneas republicanas durante este día. El 9 de marzo los italianos siguieron su avance con tanques pesados, pero estos quedaron atascados en el barro sin poder avanzar y ante la escasa visibilidad casi toda la 50ª Brigada republicana pudo retirarse prácticamente sin bajas. Al mediodía del mismo 9 de marzo, el avance italiano fue súbitamente detenido por tres batallones de las Brigadas Internacionales XI y XII junto con las divisiones 12 y 14 del Ejército Popular Republicano.

Tanqueta T26 destruida en la Batalla de Guadalajara, 1937.
El 12 de marzo se inicia la contraofensiva republicana nuevamente con las divisiones 12 y 14 en conjunto con las Brigadas Internacionales XI y XII, respaldados con tanques soviéticos BT-5 y los T-26, que contaban con mejor blindaje y artillería que sus rivales italianos.
El general italiano Mario Roatta intentó modificar sus órdenes para hacer frente a los pesados tanques pesados soviéticos empleados por la República, pero el grueso de las fuerzas italianas quedó atascado en la carretera por el barro formado por las lluvias, lo que los volvió presa fácil para la artillería y las maniobras de desgaste de los republicanos. La aviación republicana logró rematar un gran número de tanques, tanquetas y camiones de los italianos.
El 13 de marzo los republicanos intentaron un movimiento envolvente, unificando la División 11 comandada por Enrique Líster con las unidades de tanques, las Brigadas Internacionales al centro con la División 12 y en el flanco del río Tajuña, la División 14 al mando de Cipriano Mera, para converger finalmente en Brihuega. El éxito de la maniobra obligó a retroceder a los italianos, tras lo cual el frente de batalla permaneció invariable entre el 14 y el 17 de marzo, con excepción de algunos ataques de la aviación republicana que logra destruir varios objetivos sin encontrar resistencia seria.
El 18 de marzo prosiguió el avance republicano. Los italianos se retiraron de Brihuega para evitar quedar cercados, perdieron la mayoría de sus suministros y materiales de guerra. Entre el 19 y el 23 de marzo los republicanos recuperaron el territorio que habían previamente perdido tras lo cual los italianos volvían a sus posiciones anteriores. Fue una derrota para las fuerzas fascistas que le resto prestigio a Mussolini, en parte debido a todo el material bélico perdido y el alto número de bajas (casi 4000 soldados).