Biografía de Sor Juana Inés de la Cruz

Nacida el 12 de noviembre de 1651 – Fallecida el 17 de abril de 1695. Sor Juana Inés de la Cruz fue una monja de la Orden católica de San Jerónimo, poeta y escritora del Siglo de Oro de la literatura en español. Sus obras más destacadas fueron «Amor es más laberinto» y «Los empeños de una casa».

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana conocida como Sor Juana Inés de la Cruz nació el 12 de noviembre de 1651, desde muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Su vocación a la religión conllevó que cursara estudios en la vida monástica, siendo sus principales mecenas el virreyDe Mancera, el arzobispo Rivera y otros marqueses. En una oportunidad Juana dijo “vivir sola .. no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”. Esto en relación a su vida personal.

Juana empezó a iniciarse en la escritura, escribiendo villancicos. Juana fue autora de varias obras entre ellas Los empeños de una casa, La segunda Celestina, Amor es más laberinto entre otras. Juana además escribió varios poemas uno de ellos titulado Primero Sueño, una de las más famosas.

El primer fragmento de Primero Sueño

Piramidal, funesta, de la tierra 
nacida sombra, al cielo encaminaba 
de vanos obeliscos punta altiva, 
escalar pretendiendo las estrellas (…) 
El viento sosegado, el can dormido; 
éste yace, aquél quedo 
los átomos no mueve, 
con el susurro hacer temiendo leve, 
aunque poco, sacrílego ruido, 
violador del silencio sosegado. (…) 
y los dormidos, siempre mudos, peces, 
en los lechos lamosos 
de sus obscuros senos cavernosos, 
mudos eran dos veces; (…) 
En cuya elevación casi inmensa, 
gozosa más suspensa, 
suspensa pero ufana, (…) 
la vista perspicaz, libre de anteojos 
de sus intelectuales bellos ojos (…) 
y a la tiniebla misma, que antes era 
tenebroso a la vista impedimento, 
de los agravios de la luz apela, 
y una vez y otra con la mano cela 
de los débiles ojos deslumbrados 
a las cosas visibles sus colores 
los rayos vacilantes (…) 
Llegó, en efecto, el sol cerrando el giro (…) 
de orden distributivo, repartiendo 
iba, y restituyendo 
entera a los sentidos exteriores 
su operación, quedando a luz más cierta 
el mundo iluminado, y yo despierta


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