Julio Herrera y Reissig nació el 9 de enero de 1875 en Montevideo su vida giro entorno a la literatura abarcando los campos de la poesía, el romanticismo y dramaturgo. Este hombre fue considerado como una de las cumbres del modernismo así como uno de “los cuatro delfines” y herederos de Rubén Darío. Pero Herrera no solo tuvo una importante labor y desempeño en la literatura, además de ello llego a ocupar cargos públicos y una que otra vez se desempeño en el periodismo y política.
Desde su infancia su salud se vio bastante complicada ya que padecía desde su nacimiento de una delicada lesión cardiaca. Al alcanzar su edad para cursar estudios universitarios se traslado a Madrid al finalizar sus estudios se regreso a Uruguay con el título de apóstol del simbolismo. El literario y modernista Herrera fue uno de los principales representantes del género lírico, su toque modernista y sus característica principales lo llevaron a la constante fluencia metafórica, este disponía de varios dones que lo ayudaron a crecer en el mundo profesional.
Herrera se inicio escribiendo algunas obras juveniles las cuales son causaron mayor auge, fue entonces cuando decidió evolucionar con las propuestas simbólicas y parnasianas en la poesía de Rubén Darío. Con su tertulia llamada la Torre de los Panoramas logró constituir núcleos modernistas los cuales funcionaban en su propia casa.
A partir de 1900 Herrera empieza a evolucionar desde el romanticismo de la mano del modernismo y surrealismo llegándose a convertir en referencia de la poesía en Latinoamérica. Su muerte llego a temprana edad debido a la condición cardiaca que venía padeciendo desde su niñez, a la edad de 35 años Herrera fue víctima de un paro cardiaco que le causo la muerte en 1910.
Algunas de sus obras fueron
- Canto a Lamartine (1898)
- Epílogo wagneriano a "La política de fusión" con surtidos de psicología sobre el Imperio de Zapicán (1902)
- La vida (1903)
- Los parques abandonados (1902-1908)
- Sonetos vascos (1908)
- Las clepsidras (1909) … entre otras.