Juan José Antonio Castelli fue un abogado, periodista y militar argentino que asumió el mando del Ejército del Norte durante la Primera Expedición Auxiliadora del Alto Perú. Asimismo su destacada participación durante la Revolución de Mayo le hizo merecedor del título “el Orador de Mayo”.
Juan Castelli nació en Buenos Aires. Perteneció a una familia económicamente estable, su padre fue un médico de origen italiano que falleció cuando Juan José tenía 21 años. Tras la muerte de su progenitor, Castelli decidió abandonar sus estudios sacerdotales e iniciar una carrera en Derecho, logrando obtener el título de abogado. Estuvo casado con María Rosa Lynch, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos. Falleció a los 48 años de edad a consecuencia de un cáncer de lengua.
Junto a Vieytes, Belgrano y Rodríguez Peña, fue uno de los precursores de la Revolución de Mayo, llegando a ser conocido como “el Orador de Mayo”. Fue miembro de la Primera Junta de Gobierno Provisorio de Buenos Aires, supervisó el fusilamiento del ex virrey Santiago de Liniers, dirigió al Ejército del Norte durante la Primera Expedición Auxiliadora del Alto Perú. En 1811, fue vencido por las tropas realistas de José Manuel de Goyeneche en la batalla de Huaqui. Tras la derrota regresó a Buenos Aires donde el Primer Triunvirato le inició un juicio por mal desempeño, pero éste falleció antes de ser sentenciado. La sentencia nunca se dio.
Primeros años
Juan José Antonio Castelli, nació el 19 de julio de 1764 en Buenos Aires. Sus padres fueron el médico ángel Castelli Salomón y Josefa Villarino; era el primero de ocho hermanos. Cursó sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos. Sus padres decidieron que debía ordenarse sacerdote para poder disponer de una herencia, razón por la cual lo enviaron a estudiar en el Colegio Monserrat en Córdoba.
Al culminar sus estudios escolares comenzó a estudiar filosofía y teología, pero al fallecer su padre en 1785, abandonó la carrera sacerdotal y se matriculó en la Universidad de Chuquisaca, en el Alto Perú, donde estudió Derecho. En 1788, obtuvo el título de abogado y regresó a su casa materna donde montó un estudio. En 1796, su primo Mariano Belgrano le solicitó asumir el cargo de secretario interino del Consulado de Comercio. En 1799, fue designado Regidor del Cabildo.
En 1794 se casó con María Rosa Lynch, con quien tuvo seis hijos; Ángela, Pedro, Luciano, Alejandro, Francisco José y Juana. En 1801 fue cofundador de la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica; asimismo escribió en el Semanario de Agricultura y en el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiógrafo del Río de la Plata; siendo este último el primer periódico porteño.
Vida política y militar
Castelli era un hombre culto con vastos conocimientos en diversas áreas. Al entrar en contacto con otros patriotas revolucionarios, Castelli entendió que la causa necesitaba apoyo, por lo cual decidió contactar a los ingleses James Florence Burke (quien finalmente resultó ser un espía británico) y William Carr Beresford.
Tras la invasión francesa en España y la abdicación del rey Fernando VII, la infanta Carlota intentó asumir el control de las colonias americanas, lo cual fue apoyado inicialmente por Castelli quien pretendía establecer una junta de gobierno monárquica. No obstante, Carlota no aceptó dicha propuesta ya que prefería continuar con el sistema monárquico tradicional. Asimismo, Castelli defendió abiertamente a los procesados acusados de traición por colaborar con la infanta Carlota, éste argumentó que ella era la heredera que la Corona española y que América se encontraba sin gobernantes tras la abdicación del Rey.
Revolución de Mayo
Castelli, Vieytes, Belgrano y Rodríguez Peña fueron los precursores de la Revolución de Mayo.
El 22 de mayo de 1810, se llevó a cabo un Cabildo abierto en el que se discutió si el virrey debía o no continuar en su cargo. Se decidió destituir al virrey Cisneros y establecer una Junta de gobierno provisoria cuyo titular fue el propio Cisneros, el resto de los integrantes fueron: el cura Juan Nepomuceno Solá; el comerciante José Santos de Inchaurregui, como representante del partido español; Saavedra y Castelli, como delegados de los criollos. No obstante, la mayoría de los criollos rechazaron el proyecto, por lo cual Castelli y Saavedra renunciaron, disolviendo así la Junta.
Posteriormente, los criollos acordaron establecer la Primera Junta presidida por Cornelio Saavedra e integrada por Mariano Moreno y Castelli. Una de las primeras medidas de Castelli fue la expulsión de Cisneros y los oidores de la Real Audiencia.
Por su destacada participación durante la Semana de Mayo, Castelli fue conoció como el "Orador de Mayo", ya que se le veía negociando con los hombres del Cabildo, planificando los acciones próximas, buscando nuevos adeptos a la causa, etc.; e inclusive Cisneros llegó a llamarlos "el principal interesado en la novedad (revolución)"
Contrarrevolución de Córdoba
Cuando las autoridades de la Intendencia de Córdoba del Tucumán y el ex virrey del Río de la Plata, Santiago de Liniers, se enteraron del cambio de gobierno en Buenos Aires tras la Revolución de Mayo decidieron organizar un ejército para doblegar a la expedición militar enviada por la Primera Junta, en búsqueda de reconocimiento.
Sin embargo, Francisco Ortiz de Ocampo logró vencer fácilmente a las tropas Liniers, a quien capturó. La Primera Junta lo condenó a pena de muerte y envió a Castelli como comisionado para asegurarse de que Liniers fuese fusilado, ya que Ocampo se negaba a ejecutar la orden. Seguidamente, Castelli se trasladó hacia Córdoba donde ordenó y presidio el fusilamiento de el gobernador de Córdoba, Juan Gutiérrez de la Concha; el ex virrey Santiago de Liniers; el ex gobernador Santiago Alejo de Allende, el asesor Victorino Rodríguez y el contador Moreno.
Tras fusilar a Liniers, Castelli regresó a Buenos Aires donde fue nombrado vocal representante de la Junta, con plenos poderes para dirigir las operaciones hacia La Paz. Asimismo, se le encomendó rescatar a los soldados patricios y arribeños que se encontraban prisioneros en Potosí y sumarlos al Ejército Auxiliar.
Campaña al Alto Perú
En 1810, las Provincias Unidas del Río de la Plata enviaron al Ejército del Norte al territorio ocupado por la Real Audiencia de Charcas con el fin de echar a todos los realistas fieles al Consejo de Regencia de España e Indias y al rey Fernando VII de España.
Castelli fue designado como representante de la Junta en el Ejército Expedicionario al Alto Perú, dirigido por Antonio González Balcarce, durante esta campaña Castelli tuvo su más destacada actuación revolucionaria. El 27 de octubre de 1810, en las fortificaciones de Santiago de Cotagaita, se llevó a cabo el primer enfrentamiento entre las fuerzas expedicionarias de la Junta y las fuerzas realistas del virrey del Perú. Éste fue un tiroteo que duró aproximadamente cuatro horas y culminó con la derrota de los criollos. Sin embargo, el mal sabor de la derrota fue eliminado con el triunfo de los patriotas en la batalla de Suipacha, ejecutada el 7 de noviembre de 1810.
En la Villa Imperial del Potosí, un cabildo abierto reclamó a José Manuel Goyeneche que se retirase del territorio, a lo cual accedió, huyendo posteriormente en compañía del obispo de La Paz, Remigio La Santa y Ortega. Seguidamente, Castelli entró en Potosí y le ordenó a la recién constituida Junta la entrega de los generales realistas Francisco de Paula Sanz, José de Córdoba y Manuel Nieto, quienes fueron fusilados. En poco tiempo los patriotas tomaron el control de Potosí.
Castelli instaló su gobierno en Chuquisaca, desde donde implantó importantes cambios, como: la reorganización de la Casa de Moneda de Potosí, planificó la reforma de la Universidad de Charcas, abolió la servidumbre indígena, le otorgó a los indígenas el derecho al voto, autorizó el libre comercio, le regreso las tierras expropiadas a sus antiguos dueños y creó escuelas bilingües. Dichas medidas lo convirtieron en blanco de los hacendados y mineros altoperuanos que rechazaban la abolición de la servidumbre indígena, y el otorgamiento de derechos políticos a éstos. Esta situación empeoró con la proclamación de la libertad indígena que se llevó a cabo en Tiahuanaco.
Por otra parte el apoyo de Castelli comenzó a disminuir debido a que su secretario Bernardo Monteagudo mantenía una actitud hostil ante la Iglesia, ya que esta no apoyaba las ideas independentistas, lo cual fue apoyado por Castelli. Asimismo, su buen trato para con los pueblos indígenas incrementaron aun más el rechazo por parte de la población aristócrata.
Por otra parte, en Buenos Aires, Moreno fue sacado de la Junta, la cual incorporó nuevos diputados del interior pasando a ser la Junta Grande. En consecuencia, las discrepancias entre los seguidores de Moreno y Saavadra crecieron ante la ausencia de un mediador, como Castelli. Incluso algunos oficiales saavedristas como José María Echaurri, José León Domínguez, Matías Balbastro, el padre capellán Manuel Antonio Azcurra y el sargento mayor Toribio de Luzuriaga; llegaron a planificar el secuestro de Castelli y Balcarce, para enviarlos a Buenos Aires donde serían enjuiciados, pasando el mando del Ejército del Norte a Juan José Viamonte, pero éste se negó a participar y el plan nunca pudo llevarse a cabo.
A pesar de la situación, Castelli no dejaba de abogar por la libertad y escribió: “‘Nuestro destino es ser libres o no existir, y mi invariable resolución sacrificar la vida por nuestra independencia. Toda la América del Sur no formará en adelante sino una numerosa familia que por medio de la fraternidad pueda igualar a las respetadas naciones del mundo antiguo”.
Batalla de Huaqui
La batalla de Huaqui o Guaqui, también conocida como batalla de Yuraicoragua o del Desaguadero, se llevó a cabo el 20 de junio de 1811, en el límite entre el Alto Perú, actual Bolivia, y el Virreinato del Perú. Durante el encuentro las tropas realistas del Virreinato del Perú vencieron a las de la Junta Grande de Buenos Aires.
Antes del enfrentamiento la Junta había decidido no avanzar sobre el Virreinato del Perú, lo cual produjo un pacto entre ambos bando que duraría mientras Goyeneche no atacase. Castelli trató de formalizar el armisticio, por lo cual la Junta lo reconoció como mediador logrando que Goyeneche aceptara la tregua por 40 días, tiempo que éste aprovechó para reforzar sus tropas. El 19 de junio de 1811, los realistas violaron el armisticio y atacaron a las tropas patriotas en Juraicoragua, produciéndose la también llamada batalla del Desaguadero. En consecuencia, Castelli declaró roto el armisticio.
El 20 de junio, el ejército realista cruzó el río Desaguadero iniciando la batalla de Huaqui. El Ejército del Norte que se encontraba apostado cerca de Huaqui, le hizo frente al grueso del enemigo con el flanco izquierdo, comandado por Eustoquio Díaz Velez; mientras que el centro fue sometido por los realistas dirigidos por Pío Tristán. Los patriotas no recibieron refuerzos y muchos se vieron en la necesidad de rendirse o huir, otros decidieron unirse al enemigo en pleno combate.
A pesar de no haber tenido bajas importantes, el Ejército del Norte de desbandó y perdió el apoyo de los habitantes del Alto Perú, quienes recibieron a los realistas obligando a los patriotas a abandonar el lugar de inmediato. La resistencia de Cochabamba impidió que los realistas entraran a la región del Río de la Plata.
El 18 de julio de 1811, tras la derrota, Castelli emitió el siguiente comunicado:
“Si el pueblo es el origen de toda autoridad, y si el magistrado no es sino un precario ecónomo de sus intereses, es un deber suyo manifestar los motivos que determinan sus operaciones. Por esta consideración quiero anunciar anticipadamente al Ejército de la Patria, y a todas las Provincias del Río de la Plata, las justas y urgentes razones que tengo para resolver en una acción de guerra que sin duda será fatal para nuestros enemigos y feliz para nuestras armas. Es justo, es necesario exterminar a los liberticidas de la Patria, humillar a nuestros rivales, enseñarles a respetar nuestras armas y destruir, en fin, la causa inmediata de las zozobras que agitan nuestro territorio. La muerte será la mayor recompensa de mis fatigas, cuando haya visto ya expirar a todos los enemigos de la Patria, porque entonces nada tendrá que desear mi corazón, y mi esperanza quedará en una eterna apatía, al ver asegurada para siempre la libertad del pueblo americano”.
El 26 de agosto de 1811, Castelli llegó a la Posta de Quirbe donde recibió la orden de trasladarse a Buenos Aires donde sería sustituido en el mando del Ejército del Norte por Saavedra. Pero poco después, Saavedra fue removido de su cargo y desterrado a San Juan. Acto seguido, la Junta Grande fue reemplazada por un Triunvirato, que requirió a Castelli en Buenos Aires.
Juicio
Una vez en Buenos Aires, el Triunvirato y el periódico La Gazeta comienzan a responsabilizarlo por la derrota de Huaqui, y exigen para él un castigo que sirva como ejemplo al resto. Mientras tanto, su antiguo partido de la independencia se había divido entre los que apoyaban al Triunvirato y quienes ya no tenían ningún liderazgo efectivo.
Por su parte, Castelli reclamo que se apresurara su juicio el cual tardó en iniciarse. El juez encargado de llevar su caso fue el antiguo abogado de Liniers, Echeverría.
Castelli era acusado de mal desempeño, sin embargo no se tenía claro si era un juicio político o militar. De igual forma las interrogantes realizadas no se limitaban a su desenvolviendo durante la batalla de Huaqui, éstas abarcaba otros temas mundanos como: “¿Mantuvo trato carnal con mujeres?, ¿Se entregó al vicio de bebidas fuertes o al juego?
Sus abogados y amigos Bernardo de Monteagudo y Nicolás Rodríguez Peña lo defendieron. Este último llegaría a describirlo de la siguiente manera:
Castelli no era feroz ni cruel. Castelli obraba así porque así estábamos comprometidos a obrar todos. Cualquier otro, debiéndole a la patria lo que nos habíamos comprometido a darle, habría obrado como él… Repróchennos ustedes que no han pasado por las mismas necesidades… Que fuimos crueles. ¡Vaya con el cargo! Mientras tanto, ahí tienen ustedes una patria que no está ya en el compromiso de serlo. La salvamos como creímos que había que salvarla… nosotros no vimos ni creímos que con otros medios fuéramos capaces de hacer lo que hicimos. Arrójennos la culpa a la cara y gocen los resultados… nosotros seremos los verdugos, sean ustedes los hombres libres.
Muerte
Castelli, el “Orador de Mayo”, comenzó a sufrir las consecuencias de una quemadura de cigarrillo mal curada, un cáncer en la lengua lo llevó a quedarse sin voz tras serle amputada la lengua el 11 de junio de 1812. Durante su lecho de muerte pocos amigos llegaron avistarle, entre ellos, su ahora abogado Bernardo de Monteagudo y su primo Manuel Belgrano.
Durante la madrugada del 12 de octubre de 1812, Juan José Castelli falleció. Pocas horas antes de su muerte pidió papel y lápiz y escribió: “Si ves al futuro, dile que no venga”. Su cuerpo fue sepultado sin honras oficiales en la iglesia de San Ignacio, en Buenos Aires.