María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón mejor conocida como Josefa Ortiz de Domínguez o la Corregidora, es considerada como una patriota y heroína de la Guerra de independencia de México. Era esposa de Miguel Domínguez, el corregidor de Querétaro, y formó parte de la etapa inicial de la insurgencia mexicana.
Josefa Ortiz nació en Valladolid (actualmente Morelia, Michoacán). Cuando era niña sus padres fallecieron y quedó bajo la tutela de su hermana quien le brindó educación. Durante una visita a la institución, Miguel Domínguez la conoció y se enamoró de ella. Cuando tenía 23 años contrajo matrimonio con Domínguez. Se unió a los grupos literarios que difundían las ideas de la Ilustración. Josefa fue un personaje fundamental en el inicio del proceso independentista en México. Cuando advirtió al cura Hidalgo que la conspiración había sido descubierta, el sacerdoté adelantó los planes y llevó a cabo el Grito de Dolores.
Josefa Ortiz de Domínguez es considerada como la madre de la patria mexicana, ya que fue el personaje clave para dar inicio a la guerra de Independencia. Al descubrirse la conspiración de Querétaro, Ortiz logró advertirle al entonces cura, Miguel Hidalgo que estaba en peligro, por lo cual el sacerdote decidió adelantar los planes y efectuar el Grito de Dolores. Josefa Ortiz falleció a los 61 años.

Primeros años
María Josefa Crescencia Ortiz Télles-Girón, nació el 8 de septiembre de 1768 en Valladolid (actualmente Morelia, Michoacán). Sus padres fueron el español Juan José Ortiz y la española María Manuela Girón, quienes murieron cuando ésta era que pequeña, por lo cual quedó bajo la tutela de su hermana mayor, María Sotero Ortiz. Josefa cursó sus estudios en el Colegio de las Vizcaínas en la Ciudad de México, ahí aprendió a escribir, leer, matemáticas básicas, bordar, coser y cocinar.
En 1791, se casó con Miguel Domínguez quien era viudo y tenía dos hijos. En 1802, Domínguez fue nombrado Corregidor de Querétaro, de ahí proviene su apodo de la Corregidora. El matrimonio tuvo catorce hijos: María Ignacia, José María, Mariano, María Dolores, Miguel, Juana, María Micaela, Miguel, María Dolores, Manuela, Maríana, José María, Magdalena y Camila.
Desde joven Josefa notó la discriminación de los «gachupines» hacia los españoles criollos, quienes eran colocados en puestos de segundo rango, puesto a que la prioridad eran los españoles nacidos en España. Esto no era aceptado por Josefa quien abogaba por los intereses de su clase y de los indios mexicanos, por lo cual aprovechó su posición para realizar actividades beneficas a favor de los desposeídos.
Unión a la causa independentista
En 1808 se produjo la invasión napoleónica a España, lo cual fue aprovechado por diversos partidarios del movimiento independentista en todo el continente. En la Nueva España, el virrey trató de establecer una junta de gobierno independiente pero no fue posible, ya que los conspiradores querían establecer un nuevo orden. Aunque en un principio Miguel Domínguez apoyó la decisión del virrey, finalmente terminó uniéndose a la causa independentista que apoyaba su esposa. El matrimonio Domínguez prestó su casa para que se llevaran a cabo unas supuestas reuniones literarias, en las que en realidad se tramaba el futuro mexicano. Estas reuniones son conocidas como la Conspiración de Querétaro.
El 13 de septiembre de 1810, el juez eclesiástico Rafael Gil de León se enteró de la Conspiración y sin saber que ésta se efectuaba en la casa de Domínguez, le pidió que registrara casa por casa hasta encontrar a los conspiradores. Domínguez le informó a su esposa que habían sido descubiertos, y la encerró en la habitación para que no le informará a los implicados. Sin embargo, Josefa elaboró una nota con letras recortadas de un periódico y se la entregó al alcalde Ignacio Pérez, quien a su vez le entregó la misiva a Miguel Hidalgo. No obstante algunas fuentes aseguran que Josefa logró avisarle mediante una clave convenida, la cual era hacer sonar su zapato.
Captura y juicio
El 14 de septiembre fue interceptada una correspondencia en la cual ella le alertaba al capitán Arias para que preparara la lucha, por lo que fue aprehendida junto a su esposo el mismo día por los realistas. Gracias al aviso de Josefa el cura Hidalgo decidió adelantar los planes previstos para octubre, y el 16 de septiembre se llevó a cabo el Grito de Dolores, evento que es considerado formalmente como el inicio de la Guerra de Independencia de México. Gracias a Josefa muchos conspiradores lograron escapar, aunque ella no corrió con la misma suerte.
Josefa fue trasladada al Convento de Santa Clara y su marido al de Santa Cruz; éste último fue juzgado y destituido de su cargo, pero poco después fue liberado gracias al apoyo popular. No obstante, Josefa fue trasladada al Convento de Santa Teresa en el Distrito Federal, donde fue enjuiciada y declarada culpable de traición. Sus últimos años de cautiverio los pasó en el Convento de Santa Catalina de Sena hasta que 1817 fue liberada por orden del virrey Apodaca.
Independencia mexicana
Tras la proclamación de la Independencia en 1821, Agustín de Iturbide le ofreció el cargo de dama de honor de la emperatriz, pero Josefa lo rechazó. Durante el resto de su vida se le vio con grupos liberales radicales y nunca aceptó una recompensa a cambió de sus labores políticas.
Muerte
El 2 de marzo de 1829, falleció a los 61 años de edad en el D.F de México como consecuencia de una pleuritis que padecía. Inicialmente sus restos fueron enterrados en el Convento de Santa Catalina, pero tiempo después fueron trasladados a Panteón de Querétaro, donde yacen junto a los de su marido.