Atahualpa es considerado como el último gobernante del Imperio Incaico, a pesar de tener sucesores que fueron nombrados por los españoles. Luego de la muerte de su padre quedo al mando del reinado de Quito (el Imperio Inca), Atahualpa siempre fue un hombre ambicioso por el poder por lo que esta situación conllevo al desarrollo de la Guerra Civil.
Huáscar quien era hermanastro de Atahualpa y a quien le correspondió el reinado de Cruzco en un principio mantuvo una buena relación con Atahualpa, sin embargo al paso del tiempo las cosas fueron cambiando. Algunos sucesos conllevaron que la mecha de la discordia se encendiera entre ambos y se produjeran varias batallas, en dichas batallas Atahualpa logro vencer a Huáscar siendo proclamado Inca.
Al tiempo de Atahualpa de asumir el puesto de Inca, conoció a los españoles entre ellos Francisco Pizarro. La guerra y discordia entre los españoles al mando de Pizzaro y Atahualpa desencadenó, en la primera reunión entre ambos bandos le fue propuesto a Atahualpa que se convirtiera al cristianismo y además aceptara la autoridad del rey Carlos de España, ante ello Atahualpa no dudo en negarse y arrojo la biblia que le había sido entregada.
Desde ese momento comenzó el ataque y la persecución hacía Atahualpa, en ese mismo día Pizarro había dado orden de atacar al Inca pero los hombres de Atahualpa no lo dejaron solo y respondieron al ataque. Sin embargo, entre los intercambios de disparos y enfrentamientos varios incas murieron, mientras que su líder y rey Atahualpa había sido capturado.
Captura y ejecución
Atahualpa le había entregado una suma de plata y oro a Pizarro con la finalidad que lo dejara libre, pero esto no funciono. Atahualpa se resignó a su muerte y se relata que en ningún momento rogo por su vida. El 29 de agosto de 1533 Atahualpa fue ejecutado en público en la plaza de Cajamarca.
NOTA: Diversas fuentes colocan la ejecución de Atahualpa el 26 de julio, en lugar del 29 de agosto.