Agustín de Iturbide fue mexicano de nacimiento (novohispano), que durante los primeros años de sus carrera militar perteneció al ejército realista, pero más tarde se sumó a la causa independentista. En numerosas ocasiones luchó y venció a los insurgentes, sin embargo en un momento de la historia Iturbide estableció una alianza con los insurgentes y juntos consiguen la independencia de México. Poco después es nombrado como el primer emperador de Imperio Mexicano.
Agustín de Iturbide nació en Valladolid, México. Fue hijo de un terrateniente español y una mexicana de origen noble, su familia pertenecía a la clase alta. Fue educado bajo el catolicismo, y desde joven colaboró con su padre en la administración de la hacienda. Históricamente se le ha descrito como un hombre elegante, de buen porte y finos modales; lo cual era lógico considerando que provenía de una buena familia. Asimismo, era conocido como un hombre valiente, buen jinete, conservador, carismático, pragmático y quizás oportunista. Su apodo era el Dragón de Fierro.
Agustín de Iturbide pasó a la historia como un militar y político novohispano, que durante la mayor parte de la guerra emancipadora de México militó en el ejército realista y dirigió la lucha contra Vicente Guerrero. Aunque finalmente se unió a los insurgentes, proclamó el Plan de Iguala y más adelante firmó los Tratados de Córdova que consumaron la Independencia.
Posteriormente, fue el primer presidente del gobierno provisional mexicano, asimismo más adelante se estableció el Imperio Mexicano convirtiéndose en el emperador Agustín I. Tras ser derrocado, se le condenó al destierro en Italia, pero poco después volvió a México para advertir sobre los planes de reconquista por parte de España, no obstante el Congreso lo había declarado traidor y al ser descubierto dentro del territorio nacional fue capturado y condenado a muerte.

Primeros años
Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu nació el 27 de septiembre de 1783 en Vallodolid, México. Sus padres fueron el español, José Joaquín de Iturbude y Arregui, y la mexicana María Josefa de Arámburu y Carrillo de Figueroa. Agustín de Iturbide inició sus estudios de gramática latina en el Seminario Tridentino, pero los abandonó cuando tenía 15 años de edad para trabajar junto a su padre en la hacienda familiar. En 1797, comenzó su carrera militar como alférez del regimiento provincial de Valladolid.
En febrero de 1805 se casó con Ana María Josefa Huarte y Muñiz, una descendiente española con origen noble. Con la dote de 100 mil pesos compraron la hacienda de Apeo en Maravatío y guardaron el restante para cubrir sus gastos, aunque ambos proveían de familias económicamente holgadas. Agustín y Ana María tuvieron diez hijos: Agustín Jerónimo, Sabina, Juana, Josefa, Ángel, María, María de los Dolores, Salvador, Felipe y Agustín Cosme. Este último no llegó a conocer a su padre, quien murió antes de su nacimiento. Durante una época mantuvo amoríos con María Ignacia Rodríguez de Velasco conocida como “La Güera”.
Inicio militar
En 1797, ingresó al regimiento de su ciudad. En 1808 y 1809 simpatizó con el movimiento golpista de Gabriel de Yerno y la Conjura de Valladolid. No obstante, para 1810 cuando estalló el Grito de Dolores encabezado por el cura Hidalgo, éste le ofreció a Iturbide el rango de teniente coronel del ejército insurgente, pero Iturbide se negó. Nunca congenio con los insurgentes, por el contario luchó contra ellos.
El 30 de octubre participó en la batalla del Monte de las Cruces, donde su destacada participación le hizo merecedor del rango de capitán. En 1811, fue enviado al sur de México para combatir a los separatistas Albino García y Ramón López Rayón, a quien logró derrotar. En 1813, fue nombrado coronel y comandante general de la provincia de Guanajuato. En 1815, derrotó a José María Morelos. En 1816, fue destituido por el Virrey Félix María Calleja del Rey bajo los cargos de malversación de fondos y abuso de autoridad, aunque finalmente fue absuelto.
Conspiración de La Profesa
En 1820 tuvo lugar la Conspiración de la Profesa, la cual fue una serie de reuniones secretas que llevaron a cabo en el Oratorio se San Felipe Neri, mejor conocido como el templo de La Profesa. Ésta se llevó a cabo por parte de un grupo de partidarios del régimen absolutista, quienes no estaban de acuerdo con la jura de la Constitución de Cádiz, con la cual se establecía una monarquía parlamentaria como forma de gobierno.
El 31 de mayo de 1820, el virrey juramentó la Constitución y pasó a ser el Jefe Político Superior de Nueva España. Los conspiradores se oponían a la nueva forma de gobierno, éstos aspiraban establecer un imperio mexicano, pero para lograrlo primero deberían declara la independencia de México ante la Corona española. Sin embargo los planes se vieron truncados momentáneamente tras la juramentación.
Posteriormente, los miembros de la conspiración nombraron a Iturbide como Jefe de los Ejércitos del Sur. El 9 de noviembre, Iturbide reemplaza a José de Armijo en la lucha contra Vicente Guerrero quien dirigía a los insurgentes; con la condición de que se ascendiera a brigadier y se le consignara el antiguo regimiento de Celaya. Iturbide marchó al sur con la orden de vencer a Vicente Guerrero, pero tuvo la intención personal de unir ambos ejércitos y declarar la independencia de México para establecer un imperio.
Alianza entre Iturbide y Guerrero
Tras algunos encuentros, Agustín de Iturbide se dio cuenta que no sería sencillo vencer a Vicente Guerrero, por lo cual el 10 de enero de 1821 decidió enviarle una carta donde le proponía establecer una alianza entre ambos bandos y establecer un imperio mexicano, independiente de la Corona española pero gobernado por un noble español.
«..Sin andar con preámbulos, que no son el caso, hablaré con franqueza que es inseparable de mi carácter ingenuo. Soy interesado como el que más en el bien de esta Nueva España, país en que como Ud. sabe he nacido, y debo procurar por todos medios su felicidad. Ud. está en el caso de contribuir á ella de un modo muy particular, y es, cesando las hostilidades, y sujetándose (sic) con las tropas de su cargo á las órdenes del gobierno, en el concepto de que yo dejaré á Ud. el mando de su fuerza, y aun le proporcionaré algunos auxilios para la subsistencia de ella…»
Carta de Agustín de Iturbide dirigida a Vicente Guerrero del 10 de enero de 1821
Por su parte Vicente Guerrero respondió:
«Usted y todo hombre sensato, lejos de irritarse con mi rústico discurso, se gloriarán de mi resistencia; y sin faltar á la racionalidad, justicia y sensibilidad no podrán redargüir á estas mis reflexiones, supuesto que no tienen otros principios que la salvación de la patria, por la que Ud. se manifiesta interesado. Si ésta inflama á Ud., ¿qué, pues, le retarda para declararse por la más pura de todas las causas? Sepa Ud. distinguir, y no se confunda; defienda Ud. sus verdaderos derechos, y esto le labrará la corona más grande: entienda Ud. que yo no soy de aquellos que aspiran á dictar leyes, ni pretendo erigirme en tirano de mis semejantes; decídase Ud. por los verdaderos intereses de la nación, y entonces tendrá la satisfacción de verme militar á sus órdenes, y conocerá un hombre desprendido de la ambición, y que sólo aspira á sustraerse de la opresión, y no á elevarse sobre las ruinas de sus compatriotas…»
–Carta de Vicente Guerrero dirigida a Agustín de Iturbide, el 20 de enero de 1821.
Abrazo de Acatempan
El 4 de febrero, Iturbide le envió una nueva carta a Guerrero para que se encontraran cerca de Chilpancingo y realizar un acuerdo de paz. El 10 de febrero, se llevó a cabo el Abrazo de Acatempan con el cual Guerrero e Iturbide, escoltados por sus tropas, sellaron el Plan de Iguala, el cual establecía entre sus preceptos la independencia de México. Desde ese momento las fuerzas de Guerrero se unieron a las de Iturbide, noticia que fue recibida con gran júbilo por parte de virrey Apodaca.
Plan de Iguala
El Plan de Iguala se creó en base a tres garantías: la independencia de México, la igualdad de derechos para españoles y criollos, y se establecía como única religión la católica. Estos principios concordaron con los deseos de muchas personas quienes se unieron rápidamente al movimiento, engrosando las filas del Ejército Trigarante o de las Tres Garantías comando por Iturbide. Por lo cual el nuevo virrey de España, Juan O’Donojú se vio en la forzosa necesidad de firmar el Tratado de Córdoba, el 24 de agosto de 1821, reconociendo de esta forma la independencia de México.
Firma del acta de independencia
El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante encabezado por Agustín de Iturbide entró triunfalmente en la ciudad de México, recibiendo ovaciones por parte del pueblo. Agustín ofreció un discurso que decía:
«Mexicanos: Ya estáis en el caso de saludar a la patria independiente como os anuncié en Iguala; ya recorrí el inmenso espació que hay desde la esclavitud a la libertad, y toqué los diversos resortes para que todo americano manifestase su opinión escondida […] Ya me veis en la capital del imperio más opulento sin dejar atrás ni arroyos de sangre, ni campos talados, ni viudas desconsoladas, ni desgraciados hijos que llenen de maldiciones al asesino de su padre; por el contrario, recorridas quedan las principales provincias de este reino, y todas uniformadas en la celebridad han dirigido al ejército trigarante vivas expresivos y al cielo votos de gratitud […] Se instalará la Junta; se reunirán las Cortes; se sancionará la ley que debe haceros venturosos, y yo os exhortó a que olvidéis las palabras alarmantes y de exterminio, y sólo pronunciéis unión y amistad íntima…».
En horas de la mañana del día siguiente, Iturbide convocó un Congreso Constituyente. Se instaló una Junta Gubernativa y se juramentaron los Tratados de Córdoba y el Plan de Iguala. Posteriormente, Agustín de Iturbide fue elegido como presidente de la Junta. Finalmente en horas de la noche se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
Emperador Agustín I
El 13 de febrero de 1822, las Cortes españolas anularon los Tratados de Córdoba. El 24 de febrero de 1822, se instaló el Congreso Constituyente del Imperio cuyos miembros se encontraban divididos entre liberales y borbonistas, se estableció al Congreso como el único representante de la soberanía nacional; se dividieron los poderes, quedando el Ejecutivo en manos de la Regencia y el Judicial a cargo de los tribunales, se prohibieron los gastos no autorizados por éste, y se eliminaron los préstamos forzosos. Posteriormente se juramento la Regencia.
Pero el 18 de mayo, ocurre un motín popular dirigido por el sargento Pío Marcha, cuya exigencia era proclamar a Agustín de Iturbide como emperador. Por su parte, el Congreso no tuvo más remedio que apoyar dicha petición y hacer el nombramiento el 19 de mayo.
Parte del discurso pronunciado por el nuevo emperador decía:
«Quiero, Mexicanos, que si no hago la felicidad del Septentrión, si olvido algún día mis deberes, cese mi Imperio; observad mi conducta, seguros de que si no soy para ella digno de vosotros, hasta la existencia me será odiosa. ¡Gran Dios! no suceda que yo olvide jamás; que el Príncipe es para el Pueblo y no el Pueblo para el Príncipe».
Durante su reinado Agustín I disolvió el Congreso y se estableció una Junta Nacional Instituyente encargada de mantener una estabilidad política y económica. Las finanzas del Imperio estaban en rojo, razón por la cual se impuso un préstamo de 2 millones 800 mil de pesos que deberían ser cubiertos entre todos los habitantes, asimismo se prohibió la exportación de dinero a los migrantes. La libertad de prensa fue restringida, se castigó a los conspiradores, se estableció un tributo de cuatro reales que debería ser cancelado por todos aquellos habitantes con edades comprendidas entre 14 y 70 años de edad. De igual forma se tomaron 1.297.200 pesos de propiedad privada, generando un fuerte descontento en los comerciantes. Se imprimó billetes sin respaldo y se autorizó a Stephen Austin para que colonizara Texas.
Derrocamiento
La disolución de los Tratados de Córdova fue rechazado por varios líderes liberales que abogaban por el establecimiento de una República y la eliminación de cualquier régimen absolutista, entre ellos Vicente Guerreo y Antonio López de Santa Anna. Éste último se levantó en armas contra el Imperio y junto a Guadalupe Viloria proclamó el Plan de Veracruz, el 6 de diciembre de 1822. El mismo planteaba la emancipación del país, el establecimiento de un gobierno republicano.
El 24 de enero de 1823, Vicente Guerrero y Nicolás Bravo se unieron al Plan de Veracruz. Por su parte, Agustín de Iturbide le ordenó al general Echavarri detener las pretensiones de Santa Anna. No obstante, Echavarri no logró vencer las fuerzas republicanas, por lo cual proclamó el 1° de febrero el Plan de Casa Mata, el cual establecía la creación de un nuevo Congreso y mantener a Agustín I en el trono.
Ante las presiones Iturbide se vio obligado a reinstaurar el Congreso y abdicar el 19 de marzo de 1823:
«Reconocido el soberano Congreso por la Junta y tropas adheridas al Plan o Acta de Casa Mata, cesó el motivo porque yo conservé la fuerza en la inmediaciones de la capital. La corona la admití con suma repugnancia, sólo para servir a la patria; pero desde el momento en que entreví que su conservación podría servir si no de causa, al menos de pretexto para una guerra intestina, me resolví dejarla.
No hice yo abdicación de ella, porque no había representación nacional reconocida generalmente […] hay ya el reconocimiento, y hago por tanto la abdicación absoluta.
Mi presencia en el país sería siempre pretexto para desavenencias, y se me atribuirían planes en que nunca pensara. Y para evitar aún las más remota sospecha, me expatriaré gustoso y me dirigiré a una nación extraña. Sólo le pediré al Congreso que pague la nación las deudas que he contraído con particulares amigos, que no son de gran consideración; pues aunque el mismo Congreso dejó a mi arbitrio que tomara para mí lo que necesitara y la Junta me hizo una asignación, yo no podía hacer uso de lo uno ni de lo otro, cuando las necesidades de las tropas, empleados y funcionarios públicos llegaban a mi corazón».
–Carta de abdicación de Agustín de Iturbide
Exilio y Muerte
El Congreso no aceptó la abdicación de Iturbide por considerarlo un gobernante ilegitimo, ya que su elección había sido nula, y le condenaron al destierro perpetuo con pensión vitalicia por 25 mil pesos anuales. Agustín acompañado de su esposa, hijos y sirvientes, parió rumbo a Liorna, Italia, luego se trasladó a Florencia y Londres.
Estando en Livorno, escribió su Manifiesto al mundo, el cual fue publicado en Londres. El 13 de febrero de 1824, Agustín le envió una carta al Congreso notificando su salida de Italia, y su deseo de servir a la patria, ya que consideraba que España estaba preparando una nueva reconquista con la ayuda de la Santa Alianza. Mientras tanto en México existía el temor de que Iturbide volviera y se levantara en armas contra el Congreso, el cual con 66 votos a favor declaró a Agustín traidor. El 22 de abril, se dictaminó que si Iturbide entraba en territorio mexicano sería condenado a muerte.
Sin conocer los dictámenes del Congreso, el 4 de mayo de 1824, Agustín de Iturbide se embarcó en bergantín inglés Spring. El 14 de julio llegó a Soto la Marina, donde pocas horas después fue reconocido cuando cabalgaba, se dice que estaba mal disfrazado y que su forma de montar lo delató. Fue trasladado a Padilla, donde se realizó un juicio apresurado, Iturbide alegó ante el Congreso local que estaba en México para prevenirlos sobre las pretensiones de reconquista por parte de España y la Santa Alianza. No obstante, sus palabras no fueron creídas y se le condenó a muerte. A las seis de la tarde del 19 de julio se llevó a cabo su fusilamiento en Padilla, Tamaulipas.
Conocedor de su infortunio, Iturbide le envió una carta a su esposa diciendo:
Ana, santa mujer de mi alma:
La legislatura va a cometer en mi persona el crimen más injustificado. Dentro de pocos momentos habré dejado de existir y quiero dejarte en estos renglones para ti y para mis hijos todos mis pensamientos, todos mis afectos. Cuando des a mis hijos el último adiós de su padre, les dirás que muero buscando el bien de mí adorada patria. Huyendo del suelo que nos vio nacer, y donde nos unimos, busca una tierra no proscrita donde puedas educar a nuestros hijos en la religión que profesaron nuestros padres. El señor Lara queda encargado de poner en buenas manos, para que los recibas, mi reloj y mi rosario, única herencia que constituye el recuerdo de tu infortunado.
Las últimas palabras que pronunció Iturbide antes de ser fusilado fueron:
«¡Mexicanos!, en el acto mismo de mi muerte, os recomiendo el amor a la patria y observancia de nuestra santa religión; ella es quien os ha de conducir a la gloria. Muero por haber venido a ayudaros, y muero gustoso, porque muero entre vosotros: muero con honor, no como traidor: no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha: no soy traidor, no»
Sus restos se encuentran en la Capilla de San Felipe de Jesús en la Catedral Metropolitana.