La capitanía general de Cuba fue autónoma a partir de 1764 gracias a los cambios borbónicos que se hicieron en el virreinato de Nueva España esta además, comprendió, la isla de Cuba, la Florida y La Luisiana. Durante la real fundada en 1607 se fraccionó la capitanía en dos gobiernos; inicialmente uno occidental ubicado en La Habana y el oriental con sede en Santiago de Cuba. Asimismo, las villas de Baracoa, Bayamo y Puerto Príncipe quedaron a cargo del gobernador de Santiago de Cuba pero las de San Juan de los Remedios, Sancti Spíritus y Trinidad fueron las únicas que no lograron ser adjudicadas a los gobiernos quedando fuera exentas y amarradas de forma directa al capitán general. La isla – a su vez- estuvo dividida durante el mandato: “mídanse 80 leguas a partir del cabo de San Antonio, y tírese una raya de norte a sur”.
En este período la administración cubana estuvo controlada por militares con el cargo de capitanes generales, que en su mayoría eran de alto rango. Fue entonces a partir de 1825, cuando al capitán de Cuba se le atribuyó un mayor trabajo en el área de gobierno, justicia y hacienda, además de llegar a ser la máxima autoridad militar.
Si bien, en la capitanía general de Cuba se logró un desarrollo socioeconómico durante el siglo XVIII cuando la isla pasó de ser una herramienta de defensa del Caribe, gracias a la producción agropecuaria, a una amplia colonia que exportaba de azúcar, tabaco y café. El país no prosperó antes de la década de 1760 por culpa de las estrategias de regularidad comercial de los españoles. En ese momento España instaló un monopolio en el Caribe con la finalidad de cuidar los trabajos realizados de alguna negociación extranjera. El fundamental interés para la corona española era el oro que se encontraba en el Caribe español -motivo de recelo y desventaja si se llegase a concretar algún tipo de negocio con otros países que lo único que querían era , según ellos, salir ricos y ventajosos de todo negocio-. Por esta razón el crecimiento del Caribe español se vio retrasado y se presentó como una de las desventajas principales para Cuba, pero todo cambió el día en el que España dio paso a los puertos de Cuba a las naves extranjeras generando el impulso del azúcar que duró, desde ese entonces, hasta la década de 1880.
Conquista y colonización de Cuba
Alrededor de dos décadas fue cuando la conquista de Cuba por España se inició luego del primer viaje de Cristóbal Colón, de acuerdo al desarrollo que se reflejaba en diversos territorios del Caribe. Uno de los más ricos colonos de La Española -Diego Velázquez- se encargó de cuestionar las tierras cubanas que se iniciaron en 1510 con una extensa población que trabajó en el reconocimiento y conquista de la misma. Por otra parte con la creación de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, en 1512 se emprendió -por parte de los españoles- lugares de siete villas para lograr el dominio del territorio conquistado.
- Bayamo (1513)
- La Santísima Trinidad, Sancti Spíritus y San Cristóbal de La Habana (1514)
- Camagüey (1515)
- Santiago de Cuba (1515), designada sede del gobierno.
La situación económica que tenía el mayor dominio -en los primeros años de la colonia- fue la minería fundamentalmente en la extracción de oro cuando se emplearon indios y varios negros que ejercían un trabajo esclavista que les permitió la integración al conglomerado étnico que tiempo después constituiría el pueblo cubano. Si bien desde el siglo XVI, Cuba estuvo bajo el mando del Gobernador y Capitán de Guerra de Santiago que dependía de la Real Audiencia de Santo Domingo – que para julio de 1553 autorizó que el gobernador residiera en La Habana-.
Para 1567 el almirante Pedro Menéndez de Avilés, quien fue el gobernador de Cuba y adelantado de La Florida, sometió a los indígenas y agregó la península de La Florida a la gobernación de Cuba. Doce años después en 1579 fue anexado al cargo de gobernador de Cuba el capitán Gabriel de Luján, quien llegó a asumir el cargo en 1581. En el área de la gobernación siguió atado al virrey de Nueva España, dependiendo de los generales de las flotas de marina que estaban -en ese momento- en el puerto, y de acuerdo al ámbito judicial dependía de la audiencia de Santo Domingo.
Luego de que La Habana fuese la capital de la capitanía general se notó un amplio aumento de entrada en el momento en el que se dictó “la ordenanza” comercio libre y se denominó la disposición sobre el tráfico de negros. Uno de los principales focos de ayuda fue el arsenal que trabajó en la defensa y el comercio del imperio colonial hispano por medio del cultivo del café, cacao, índigo, azúcar y tabaco que sustituyeron sustituía la escasez de minerales preciosos. En La Habana se logró tener una Universidad desde 1728, y el gran Colegio de San Carlos, rehecho sobre los vestigios de las instituciones jesuíticas, en 1773.
Guerras independentistas en Cuba
La Junta de Información que fue solicitada en 1867 por el gobierno metropolitano para examinar la política colonial en Cuba no tuvo éxito y se estimó que fue por el golpe demoledor para las esperanzas cambiantes frustradas en varias ocasiones. Esta situación favoreció la independencia constante entre los sectores avanzados de la población cubana que fue propicia para la articulación de un movimiento decaído y conspirativo en las regiones centro orientales del país.
El 10 de octubre de 1868 la movida explotó al levantarse en armas -Carlos Manuel de Céspedes- uno de los principales abogados conspiradores que incentivó la proclamación de la independencia para dar la libertad a sus esclavos. La rebelión se dio por los conspiradores -de Camagüey y las Villas- para después cuando se logró afirmar la inesperada reacción hispana. Por otra parte, los españoles que lograron agruparse como voluntarios y así ocasionar el terror entre las familias cubanas que se transformaban en la principal influencia de las decisiones políticas. Los cubanos en base a esto les tocaban abandonar pero antes de que esto ocurriera tenían que reducir las cenizas como expresión de actividad y voluntad revolucionaria que generó un movimiento independentista uniforme y que en su defecto aprobó la constitución que daba lugar a la República de Cuba en Armas. Este movimiento se nombró como guerra de los diez años que fue conocida como “La Guerra Grande (1868-1878)”.
En 1878 la situación política y militar de la isla cose manejó de manera inestable hasta que el 24 de febrero de 1895 cuando explotó la guerra del 95. Acción armada organizada por José Martí para lograr la definitiva independencia de Cuba, objetivo que logró en 1898 con la firma del tratado de París (1898).
Florida española y Luisiana española
La Florida española fue la colonia española de Florida, que se corresponde aproximadamente con el estado estadounidense actual de Florida. Los españoles arribaron a la península de Florida en 1513 y permanecieron en ella durante dos largas etapas, formando parte de la Capitanía General de Cuba. La primera de 1565 a 1763 y la segunda de 1784 a 1821, momento en que la colonia fue cedida a los Estados Unidos de América mediante el Tratado de Adams-Onís.
La Luisiana española fue un territorio que estaba situado al oeste del río Misisipi. Su principal ciudad era Nueva Orleans. En dicho territorio existía una gobernación perteneciente a la Capitanía General de Cuba, dentro del Virreinato de Nueva España entre 1764 y 1803. Este territorio fue en un principio colonia francesa y luego cedido a España tras el Tratado de París (1763) a cambio de la pérdida de La Florida (recuperada en 1783) y fue devuelto a Francia en 1800 mediante el Tercer Tratado de San Ildefonso.
Gobernadores del período colonial en Cuba
El gobierno político-militar de Cuba reposaba, mediante el periodo colonial, en algunos rangos de poder por medio de la relación jurisdiccional que había con la competencia de los tribunales donde en la administración de la justicia coexistieron en el período: civiles, militares, eclesiásticos, mercantiles y fiscales. En este período el gobierno estaba establecido por una capitanía general que ideaba una forma de trabajo que suponía la organización y mando del ejército y la jurisdicción por encima de los que formaban parte del cargo de virreyes, presidente-gobernadores y gobernadores –salvo ciertas excepciones–. En este país ,gracias a la importancia de la localización estratégica, los constantes enfrentamientos por parte de los piratas y las ganas de otras potencias de sumarla a sus dominios, el cargo de Capitán General, tuvo mayor relevancia que las propias del oficio.
Las Tenencias de Gobierno fueron subordinadas y dirigidas -en la Capitanía General- por un teniente nombrado gobernador, dinámica que fue creada en el siglo XVIII y en el XIX, por los capitanes generales que a su vez nombraron continuamente a estos delegados personales en los municipios que en esa oportunidad trabajaban en el mando supremo gobernativo y el militar. Las tendencias de gobierno estaban fraccionadas en capitanías de partido durante el gobierno del Conde de Ricla (1762) cuando los capitanes a lucha llegaban a llamarse capitanes pedáneos. Los últimos, militares siempre, llenos de funciones gobernativas y políticas. No obstante, al Capitán pedáneo podía nombrar libremente al capitán general debido a que tenía a su cargo el empadronamiento de bienes y personas – especie de censo – y la investigación de pases y licencias para pasar por el territorio donde ejercía la autoridad en poblados que no presentaban categoría de villas. La acción directa los convirtió en la herramienta de poder inmediato en la base social y los tenientes de partido estaban subordinaban a los capitanes pedáneos para ser nombrados por el capitán general a propuesta de los pedáneos.
En la segunda mitad del siglo XIX, la isla de Cuba fue considerada como una provincia que estaba a cargo de un gobernador superior civil, jefe de la hacienda pública, presidente nato del consejo de la administración de los ayuntamientos y de todas las juntas y -anexado a eso- corporaciones administrativas ejercidas por el capitán general, al cual le correspondía el mando superior militar. Los gobernadores y tenientes gobernadores eran jefes de acción en sus localidades donde se ejercían las funciones gubernamentales. Los territorios fueron divididos en partidos (poblaciones de corto vecindario o caseríos del campo en los que la autoridad estaba a cargo de los capitanes de partido, que eran también jueces locales, nombrados por el gobernador superior. Las capitanía de partido se dividían en tenencias de partido y estos en cuartones. Lo que se conocía como tenencia la desempeñaban un teniente de partido y el cuartón un cabo de ronda. Cada uno de estos funcionarios era un eslabón del gobernador superior civil, que ejercía su poder directamente desde la cúpula hasta el más bajo peldaño de la escala gubernamental.
Palacio de los capitanes generales
El palacio de los capitanes generales era donde residía el gobierno de la isla. Esta construcción fue creada en 1776 durante la época del Marqués de la Torre la cual finalizó en 1792 bajo el gobierno de Don Luis de las Casas. En ese edificio estaban, además de la capitanía general, otros departamentos estatales y particulares. En la planta alta había una vista hacia la plaza de armas y estaba ocupada por la oficina del gobernador; en la que da a la calle “Obispo” estaban -a su vez- las oficinas del ayuntamiento municipal. Asimismo, en los entresuelos y en la planta baja fue ocupado, por comerciantes y escribanos que alquilaban a plazos sus oficinas. El ala norte que miraba hacia la calle Mercaderes fue destinada a la cárcel pública y después fue ocupada por la real audiencia, para celebrar variados congresos.
